No nos llevemos de Danilo. Él está en lo suyo y protegiéndolos a ellos: tiremos no solo piedras, sino peñones. Hacia atrás y hacia cuantas direcciones y objetivos sea necesario. Si hay borrón, no habrá cuenta nueva. El mejor estímulo a todo tipo de delito de Estado es la impunidad.
Al cumplir sus cien días de gobierno, Danilo Medina reconfirmó su condición de gran protector de los corruptos pertenecientes a la cúpula de su partido. Primero diseñó e impuso el paquetazo encubridor y a continuación instruyó a su procurador general a bloquear iniciativas que implicaran procesar a Leonel Fernández y a los suyos.
Danilo sugiere el borrón morado, proponiéndonos que no le tiremos piedras a los secuaces y al jefe de la dictadura institucional, ahora compartida y usada por él y sus colaboradores. La impunidad es su divisa desde el Poder Ejecutivo que detenta en compañía de Margarita. Lo de Amable, que es una mercancía podrida “pelebalaguerista”, es una maniobra con tufo a represalia por su apoyo a Hipólito.
Ya no hay dudas: el nuevo presidente del régimen amoratado se ha erigido en figura señera de un nuevo “Protectorado de los Delitos de Estado”, por lo que piedras y peñones habrá que lanzar, no solo hacia atrás, sino también hacia el Palacio Nacional, el Despacho Presidencial y la Procuraduría General.
Danilo está empeñado en ampliar los blancos de ataque de la indignación popular. Se incluyó e incluyó a Domínguez Brito como cómplice de la gran estafa y de los grandes estafadores morados. Y si él se incluye, el movimiento no tiene por qué excluirlo.
Si a algunos les parece inexplicable tan suicida actitud de cara a la estima de la sociedad, debo recordarle que este régimen político se conformó al calor de la perversa dinámica neoliberal, regenteado por una partidocracia cada vez más corrupta y corruptora, articulado a una acumulación de capital con métodos gansteriles y bajo tutela de una gran burguesía transnacional y criolla realmente voraces.
Danilo es una expresión de esas fuerzas políticos-sociales y llegó a la Presidencia mediante esa espuria asociación de intereses. Ni a él ni a nadie de ese bloque se le podría ocurrir romper esas cadenas maliciosa y gustosamente forjadas en comunidad delictiva.
Este régimen decadente es irreformable desde adentro, por lo que habrá que echarlo al zafacón por la vía de la democracia de calle y de la Constituyente Popular; no sin antes llenar de piedras, peñones y clamores su fatídica ruta hacia el empobrecimiento y la destrucción de nuestro país,
Narciso Isa Conde
El Nacional
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2012/12/2/143259/Tiremosles-penones
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