La justicia es ciega, la justicia es para todos, no tiene distingos.Y con harta frecuencia se la representa con una venda en sus ojos, símbolo de imparcialidad total y administración correcta de sus obligaciones. Nada de cuerismo judicial, de lenidad ni de negación de justicia.
Nadie está por encima de esa justicia, nadie se puede considerar intocable, salvo ciertos seres escogidos por la Providencia para planear libremente, sin consecuencia alguna contra ellos, sin responsabilidades éticas ni legales ante esos trajines mundanos en que se suelen envolver aquellos que no conceptúan.
Esos seres privilegiados, ungidos de una luz celestial, erguidos en un alcázar rodeado de cumbres indómitas, no pueden ser tocados ni con el pensamiento.
Se hallan colocados, salvo error u omisión, por encima del bien y del mal.
Y ¡ay! de quien se atreva a relacionar sus nombres sacrosantos con afanes judiciales ni esfuerzos impúdicos de interrogatorios u otras blasfemias.
Se harán reos de abominación y de exclusión de entre los seres humanos aquellos que, pasados de contentos, cometan el gran yerro de proceder con iniciativas comunes contra seres descomunales y titánicos que nos regalaron una patria nueva, que nos vistieron (antes de ellos venir a salvarnos andábamos en taparrabos y saltando de liana en liana, comiendo guineos y lanzando chillidos agudos.)
También nos enseñaron a hablar y a vivir como príncipes en su Nueva York Chiquito.
Esos frescos y malvados se constituirán en anatema y los perseguirá la candela del más allá, por no hablar de los palos y las pedradas del más acá en caso de que, remotamente sobreviniera una condena.
De ahí en adelante se les llenará de oprobios y se les denostará e intentará contragolpear llevándolos a la humillación de los tribunales.
Pagarán cara la irreverencia y la ofensa al culto reservado a las divinidades que nos han hecho el favor de venir a este valle de lágrimas al humano ejercicio de la política.
Se les tachará de hipócritas, sinvergüenzas, bulteros, busca cámara, malagradecidos, resentidos, carentes de memoria, charlatanes.
Estos mortales no aprenden nada de la vida ni respetan que a quienes maltratan es a seres que vinieron del cielo a enseñarnos a nosotros los salvajes a convivir y hasta pensar de vez en cuando.
Legisladores, políticos, abogados, cronistas bien “dietados” y otras especies han ido en caravana a venerar el santo nombre de los ofendidos y para decirles que no se deben preocupar, que cuenten con que no les va a pasar nada.
Lo singular e insólito es que verdaderamente, nada augura que les pudiera suceder ni un rasguño menor en todo este trayecto de escarceos y dramas.
Se han ido muy lejos los temerarios montando vigilias y marchas que pueden evidenciar sonrojos y vergüenzas de las deidades que estrena el país desde hace algunos años.
¿Cómo es posible que simples mortales se atrevan a impulsar querellas y denuncias intimidatorias contra las divinidades y objetos de culto? ¿Cómo es posible que actúen contra esos iconos y totems sagrados intocables?
Becerros de oro que no pueden ser llevados a la mortificación y la reprobación pública cuando han hecho tantas cosas por el país
Como por ejemplo, para citar algunos casos, la entrega generosa a una minera canadiense de los bienes no renovables del país -representados en minas de oro y plata que los aborígenes dominicanos no saben explotar.
La justicia es ciega y en ocasiones, sorda y hasta inválida.
UN APUNTE
Cero afrenta
Quienes se opongan a los fenòmenos que afectan a la sociedad, se constituirán en anatema y los perseguirá la candela del más allá, por no hablar de los palos y las pedradas del más acá en caso de que, remotamente sobreviniera una condena. De ahí en adelante se les llenará de oprobios y se les denostará e intentará contragolpear llevándolos a la humillación de los tribunales.
Rafael P. Rodríguez
El Nacional.com.do
Caricatura: Cristian Hernández
http://www.elnacional.com.do/reportajes/2013/5/4/158558/El-culto-a-la-personalidad-concentracion-de-poderes-y-entreguismo-afectan
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