Todo indica que Leonel ni los peledeistas serán enjuiciados por los tribunales, por graves que fueren sus delitos, mientras impere la estructura de impunidad instalada por este déspota con chaqueta liberal.
Es penoso que jueces de las nuevas generaciones se alinean con propósitos de perverso absolutismo que colocan la sociedad en una peligrosa pendiente de acumulación de agravios, al no disponer del orden judicial que casi siempre terminan en convulsiones sociales.
El altísimo porcentaje de la sociedad, hasta un 80%, que errónea o acertadamente tipifica a Leonel Fernández y los funcionarios de su pasado gobierno entre los mas corruptos de la historia, merece respeto asegurándose una adecuada ventilación de estas imputaciones en juicios públicos, contradictorios y abiertos, porque castrar tales aspiraciones podría resultar desastroso a la institucionalidad del país.
Son todas las firmas encuestadoras, no únicamente Gallup, las que revelan el nivel de convencimiento público sobre el grado de corrupción atribuido a este personaje que, al paso de los días, se vuelve intensamente más siniestro.
Expertos como el mesurado exjuez de la instrucción , Juan M. Castillo, técnico de alta calificación y mejor desempeño, sostiene que en el “Codigo Penal y Leyes especiales existe una amplísima regulación para reprimir la corrupción” como las que se le formulan al ex presidente Leonel Fernández.
Obviamente, la opinión del licenciado Radhamés Jiménez, exprocurador de la República y cofundador de la estructura de impunidad blindada imperante no podría hacer menos, sino felicitar a la fiscal Reynoso, aunque en sus adentros sabe bien que la misma hiere los derechos ciudadanos en sus demandas de transparencia, a parte de que atropella las instituciones de la República, al apagar todo reclamo de examen e investigación del desempeño de los servidores públicos.
Al cerrarse las puertas de la justicia doméstica no queda otro camino que las cortes regionales y los espacios de denuncias en la comunidad internacional, tanto mediante visitas como a través de invitaciones a sus más destacados voceros, a compartir con nosotros la triste realidad imperante.
Al estar ahítos de poder, los leonelistas no repararon que la otrora famosa figura e ícono del nuevo orden judicial, como sin dudas fue el juez Baltasar Garzón Real, debido a faltas en su conducta, lamentablemente hoy es una especie de preso de confianza de la justicia española, por tanto, al opinar a favor de la decisión de la doctora Berenice les hace más daño que bien.
Ramón Alburquerque
Z - 101 Digital
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