El distinguido y gran ser humano que es el señor Wally, ha tenido la brillante oportunidad en pocos meses de constatar el viacrucis que vive la sociedad dominicana ante el Sistema imperante. Ha podido confirmar que los dominicanos vivimos en una cleptocracia autoritaria y represiva que mantiene sitiados a más de nueve millones de dominicanos en un fuego cruzado de inequidad y pobreza, racismo, desempleo, hambre, delincuencia, corrupción e impunidad.
La asociación ilícita conformada por el propietario de la mente más perversa y corrupta de las últimas décadas en el escenario nacional junto a reconocidos miembros de la caverna política, ensotanados, uniformados, "empresarios", congresistas, jueces y toda la camorra mafiosa fichada; han asaltado al Estado dominicano de una manera tan violentamente brutal que lo han llevado a ser una vergüenza regional.
La situación es tan extremadamente grave que las máximas autoridades legítimas tienen que intercambiar ministerios, curules y jueces benignos a cambio de la aprobación de proyectos que enmienden violaciones a la Constitución, a los derechos humanos internacionales y para mantener una supuesta tranquilidad social.
Los hechos están a la vista de todos, cleptocracia se está convirtiendo en una denominación obsoleta en República Dominicana y todos nos hacemos la misma pregunta: ¿Dónde está Wally?
Además de los otros derechos que tan vehemente defiende y que la gran mayoría apoyamos, su misión debe hacer énfasis en ayudarnos a rescatar la democracia, la equidad y el derecho a justicia y oportunidades para todos los quisqueyanos.
Desde La República Dominicana
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