No conozco al ex candidato presidencial del PRM Luis Abinader, ni me interesa en lo mas mínimo conocerlo. Hasta donde sé, es una persona con una conducta intachable en su accionar político, empresarial y personal, y eso es muy peligroso en un país donde sobran los envidiosos y sembradores de odio y maldad.
Hemos notado que la nueva obsesión del psicópata nombrado por la cleptocracia gobernante como embajador en Panamá y con asiento en Color Visión para periodos electorales, es Luis Abinader.
Este señor, que no se da cuenta que lo mantienen cobrando un salario fuera del país desempeñando unas funciones para la cual no califica por no tener ninguna preparación académica en relaciones exteriores y su figura, carácter y proceder; son la antítesis de lo que debe ser un diplomático; es producto de una decisión política tomada en 2012.
En aquel entonces él cobraba su premio como pago por la venta de su trabajo político a favor del vencedor, ellos, en el PLD, lo querían lejos del gobierno. Aspiraba a disfrutar de un gran salario en dólares, pasaporte VIP, exoneraciones, fiestas y bebentinas; ellos, a tener bien lejos a ese chismoso desacreditador y asesino de reputaciones. Su periplo inició en Chile, pasó por España y ahorita lo tienen en Panamá, quizá demasiado cerca. Cada vez que se ha planteado en el comité político su destitución, ha sido rechazada (ni le aceptan renunciar), ¡NO LO QUIEREN EN EL PAÍS!
Lo que este tránsfuga le ha costado en dólares y pesos a la República Dominicana, si nos los hubiésemos ahorrado, nuestra deuda externa sería hoy menos pesada, pero el miedo a la maldad de este capo con saco y corbata de travesti que le tiene la cleptocracia gobernante, vale eso y mucho más para ellos.
La obsesión en contra de Luis Abinader de este payaso cagatinta es una enemistad declarada, pública, y el motivo de nuestra molestia es exhortar a Luis Abinader a que mantenga ese alejamiento de por vida, no le conviene esa amistad.
Si tiene alguna duda el señor Abinader sobre nuestro parecer, que le pregunte a Hatuey De Camps, Hipólito Mejía y a Quique Antún; quienes en su momento fueron sus amigos. Y si no le basta con esos colegas, que indague con el traidor Miguel Vargas Maldonado, de quien es su amigo y asesor, y a quien llevó a asociarse al PLD para conseguir bajar a su partido de un 42% a un 5.8% en las elecciones recién celebradas. Pasó el PRD en la boleta electoral de la casilla 1 a la casilla 3, y allí donde no hubo alianzas, el partido de Vargas Maldonado solo obtuvo un alcalde en todo el país.
La amistad con este tunante es tan peligrosa como la del aberrado sexual que labora en horario matutino en una popular emisora de radio, ambos son necesarios mantenerlos en el estatus de enemigos.
Ojalá nos ponga atención la nueva estrella de la política dominicana.
Juan Santos / Desde La República Dominicana
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