El CONEP le está diciendo al gobierno, vía el discurso de su presidente Papo Blanco, que antes de hablar de un nuevo pacto fiscal, hay que hablar de un pacto social y que la idea de aprobar nuevos impuestos y cargas para que el gobierno siga derrochando no es ya económicamente posible ni políticamente pertinente. El CONEP le está diciendo al gobierno que el uso desmedido e ilegal de recursos para manipular procesos electorales no se puede seguir tolerando y que, el país ha llegado a una situación de desorden generalizado que debe corregirse so pena de enfrentar imprevisibles y terribles consecuencias para todos.
Pero el gobierno, visto su accionar pasado y presente, no tiene la mas mínima intención de acoger esas recomendaciones que claramente atentan contra su esquema de dominación política porque es precisamente el nivel de recursos así acumulados y gastados lo que le ha permitido al PLD imponerse vía el fraude político y electoral “a la carte”. Para el PLD y su gobierno acogerse a las demandas enteramente legítimas del CONEP habrá que obligarlo porque a las buenas, ni la mas mínima posibilidad existe. Ahora bien, ¿puede el CONEP y otras entidades, grupos de presión y asociaciones empresariales forzar al gobierno a cambiar de rumbo y reorientar su accionar por vías institucionales?
Una parte del empresariado está harta de la arrogancia, la incompetencia, la bravuconería, los modales y el desplante de la élite peledeista, de sus funcionarios y de los multimillonarios que en pocos años han amasado fortunas tan o más grandes que las de ellos mismos sin haber atravesado nunca, ni de lejos, los trabajos que costaron esas fortunas. El problema es que, muchos de esos empresarios no pueden darse el lujo de enfrentar a un gobierno y menos al peledeista.
Dije antes de las elecciones que la integración exitosa de David Collado a la candidatura por la sindicatura del Distrito Nacional de la mano de Juan Vicini era reveladora y lo fue. David Collado resultó electo y ese paso marcó, acaso el inicio de un esfuerzo empresarial, parcial o general, no lo sé, para el empresariado recuperar la cuota de poder político que entienden les corresponde. Pero ¿recuperar cuál cuota de poder y recuperarla de quién? Claramente del PLD que se ha hecho con el control de todos los poderes del Estado y además se ha adueñado de los medios de comunicación y los comunicadores y los usa sin reparo y sin rubor. El problema aquí es que los peledeistas además del poder político y mediático se ocuparon de acumular poder económico. Participan en casi todos los grandes negocios, trámites, inversiones, préstamos y transacciones con una voracidad inaudita en nuestro medio y ya le cogieron el gusto a la riqueza y al poder. Eso no quiere decir que no puedan ser derrotados sino solamente que estamos en presencia de un conato de enfrentamiento y que ese enfrentamiento es necesario y bienvenido.
La forma en que fue impuesta la reelección del señor Medina y el curso de endeudamiento e insensatez que han insistido en seguir dejó a ese empresariado sin mas alternativa que someterse o enfrentar al PLD. Ni el CONEP ni ninguna entidad empresarial anda buscando pleitos con partidos ni con gobiernos, hacer fortuna, crecer y expandirse es su verdadera y mas íntima naturaleza pero esos mismos empresarios están preocupados por la inseguridad jurídica y personal; el caos que asoma por todas partes y las amenazas que sobre su futuro se ciernen. Muchos empresarios se debaten entre la complicidad y la oposición, calculan los costos de ambas opciones, otean el horizonte, analizan el escenario internacional, miran hacia el vecino Haití, computan sus propias deudas, revisan sus ventas, analizan su rentabilidad y verifican el monto del endeudamiento externo que también ellos tendrán que pagar y sacan conclusiones: “está bueno ya”, puede haber sido una de esas conclusiones. “Vamos a coger nuestro puesto”, otra. “¿Cómo es posible que quienes deben de servirnos se hayan convertido en nuestros amos?
Melvin Mañón
Acento
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