El Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), institución que agrupa a gran parte del empresariado dominicano sólo hace presencia en la sociedad y los medios para defender a la cleptocracia gobernante.
El deterioro institucional de la República Dominicana ha ido "in crecendo" desde 2004 ante la mirada indiferente de nuestros hombres de empresa, tratar de calmar los ánimos de un pueblo iracundo, harto de la irresponsabilidad de la justicia y de sus funcionarios, es querer resolver 13 años después lo que se permitió indolentemente.
La corrupción actual inició con ministros y funcionarios que se robaban la energía eléctrica y que utilizaban todos los recursos del Estado para ponerlos a disposición de sus familiares y amigos. Algunos llegaron al colmo de presentar declaraciones juradas de patrimonio por cientos de millones de pesos y alegar que eran producto de las ventas de los libros que escriben.
El caso Sunland que implicó la desaparición de 130 millones de dólares, la reforma constitucional de 2010 que creó tribunales y cortes para asegurar la impunidad de los que gobiernan; y finalmente el escándalo internacional de la empresa Odebrecht que implica tres gobiernos y a tres presidentes de la República han llevado a los dominicanos al extremo.
Desde hace años se ha estado advirtiendo que si no se ponía freno a las injusticias y a la corrupción terminaríamos en una revuelta popular, no se hizo caso. Aparentemente no hay vuelta atrás, el pueblo quiere cárcel para los corruptos y que devuelvan lo robado.
Cárcel para los corruptos e incautación de los bienes sustraídos al Estado. Todos los implicados en los actos de corrupción están documentados, solo faltaría conformar tribunales especiales para procesar cada uno de los escándalos de dolo que han sido dejados de lado ante el secuestro de todos los estamentos de poder.
Los hombres de empresa tienen que estar conscientes de que no habrá paz social si no hay justicia para los corruptos y corruptores, se les acabó el tiempo, tratar de intervenir para aplacar pasiones es inútil, este pueblo se hartó de corrupción e impunidad.
Luis Del Monte / DLRD
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