Frente Patriótico Nacional - 1996 / Foto: Listín Diario.
Si acogemos como bueno y válido lo dicho por el escritor H. G. Wells con relación a que la grandeza del hombre se mide por “lo que deja plantado para que se desarrolle, y si puso o no a pensar a otros en nuevas direcciones con vigor que persistiera después de él” se puede afirmar que los peledeístas hicieron añicos la de Juan Bosch con destreza y alma de pandilleros.
No esperaron siquiera a que desapareciera físicamente. A Bosch le acribillaron su grandeza durante una de sus ausencias mentales en 1996, en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto, a la vista de todos.
Es asombroso que nada persista de la doctrina de Bosch ni de su postura anticorrupción en el gobierno del PLD. Así que cabe la pregunta: ¿cómo es posible que los discípulos a los cuales Bosch entregó su capital político hoy puedan dormir tranquilos después del homicidio de su grandeza? La respuesta es porque tienen el alma muerta.
La contesta fue dada por el mayor de los sicarios que trabajó para Pablo Escobar, John Jairo Vásquez (Popeye), al final de una larga entrevista en la cual confesó que había matado unas 300 personas, cuando el periodista le preguntó: ¿Cómo puede dormir tranquilo un hombre que ha matado a tanta gente? El criminal sonriente respondió: “porque tengo el alma muerta”.
De forma que es válido pensar que es gente con el alma muerta la que gobierna la República Dominicana. Sólo así se puede dar el lujo de hablar sonriente de progreso y dormir tranquila tras acribillar el futuro económico del país tomando más de 26 mil millones de dólares en préstamos en los últimos nueve años para situar la deuda externa sobre los 35 mil millones de dólares.
Sólo con el alma muerta pueden hablar sonrientes de desarrollo y dormir tranquilos los gobernantes que ya calcularon que para 2036 habrán agotado el oro y los principales recursos del país, y será entonces cuando se marcharán del gobierno.
Sólo con el alma muerta pueden hablar sonrientes de seguridad, estabilidad, y dormir tranquilos gobernantes que durante sus mandatos han visto crecer la criminalidad a niveles jamás sospechados en el país, lo mismo que las violaciones de menores, la desigualdad social y los robos hasta en nichos tan protegidos como Punta Cana, donde Diego El Cigala acaba de ser atracado en su recién estrenado hogar.
¿Qué le espera a la República Dominicana con gobernantes de alma muerta y un pueblo sin capacidad de asombro para reaccionar? No sé a Usted, pero a mí aun estando lejos me llena de pavor lo que vislumbro.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.
Rafael Calderón
ENTRE USTED Y YO
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