El pasado sábado fue el día dedicado a la Constitución de la República facilitando recrear derechos inalienables de la ciudadanía dominicana como el consagrado a transitar libremente sin impedimento alguno.
Las recientes denuncias audiovisuales muestran villas, quintas, palacetes, mega apartamentos y mansiones veraniegas en montañas, zonas costeras, exclusivos enclaves y centros turísticos de los más altos estándares.
Es una tendencia creciente en personas con recursos bien o mal habidos edificar en cualquier región, buscando disfrutar “la maravilla del paisaje” basados en que cada quien hace con su dinero lo que “le da la gana”.
Hay edificaciones que califican en la extravagancia, sin otro sentido que la ostentación de fortuna y de un poder normalmente político.
No sorprende que dichas residencias suntuosas sean propiedad de funcionarios, legisladores, traficantes de influencias e inversionistas de dudosa reputación.
El derecho de los ricos de nuevo cuño a invertir su dinero de fácil adquisición en lujosas mansiones no está por encima del derecho ciudadano, amparado por la Constitución, a ver dichas edificaciones. Ahora que se ha integrado un clúster anticorrupción sería interesante que personas en pleno disfrute de sus derechos constitucionales organicen la ruta de las mansiones.
Los primeros invitados deben ser los representantes de organismos internacionales y prominentes figuras de la sociedad servil, así como funcionarios gubernamentales que participan del mismo show multisectorial de ese burlón proyecto para distraer a la opinión pública con el señuelo de tapar huecos y sumideros de la corrupción.
Aunque en un real Estado de Derecho no hiciera falta, habría que notificar a Interior y Policía que esté advertida y no se obstaculice el tránsito de la ruta de las mansiones por militares y policías pagados con dinero del erario que alegan “órdenes superiores” para reprimir derechos ciudadanos.
La ruta de las mansiones puede recorrer los fines de semana regiones sureñas, orientales y norteñas, con la intención de que los viajeros vean con sus propios ojos los caprichos inmobiliarios de renombrados legisladores, ministros, jefes militares, locutores, maestros, periodistas, ebanistas, etc.
Por supuesto, la ruta de las mansiones tendría como valor agregado el interés paisajístico, ecológico y geográfico, a lo que deben sumarse breves notas de historia lugareña.
Raúl Pérez Peña (Bacho)
PANCARTA
Listín Diario
http://listin.com.do/puntos-de-vista/2010/11/8/165732/La-ruta-de-las-mansiones-es-un-derecho-ciudadano