La historia del Bunga Bunga
Hace un siglo la prensa británica se indignó en los días previos a la Primera Guerra Mundial por las consecuencias trágicas de un engaño que colocó en una situación embarazosa al entorno principesco y a la milicia real.Un siglo después, la misma prensa fue víctima de otra impostura, ciertamente mucho más feliz.
Estamos en 1910, a bordo de un buque de guerra. Es el buque insignia de la Marina Real. El primer gigante de los mares impulsado por una turbina de vapor, equipado con 27 cañones, relucientemente decorado con cinco torretas que pueden escupir municiones de 305 mm hacia el horizonte. Con 160 metros de largo, cortando las olas a 21 nudos y con 700 hombres a bordo, el gigante de acero británico se adueña del dominio de los mares, bajó los ojos atónitos de los submarinos alemanes.
Pero la credulidad de la tripulación del HMS Dreadnought en su poderío, pronto los llevaría a poner a la marina inglesa en ridículo. El espíritu truculento del poeta irlandés Horace de Vere Cole, a quien le cogió con despilfarrar la fortuna heredada de sus padres, dándose una vida licenciosa y mundana disfrutaba burlarse de los otros y esta vez decidió hacer su agosto con los militares.
En febrero de 1910, reunió a su alrededor a un grupo de cinco amigos (entre ellos un "amigo" de Virginia Woolf ). Se disfrazaron con batas, se colocaron turbantes en las cabezas y se ennegrecieron la piel. Luego enfilaron con dirección a Weymouth en Dorset, donde estaba atracado el venerable buque insignia.
Previamente el HMS Dreadnought había recibido un falso telegrama firmado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, anunciando que los visitarían los miembros de la familia real de Abisinia
Los príncipes abisinios fueron recibidos con gran pompa por la guardia de honor, entonaron el himno nacional de Zanzíbar (porque, por desgracia, nadie sabía a bordo el de Abisinia). Cole y los sinvergüenzas y charlatanes acompañantes improvisaban una mezcla de ruidos latinos al hablar para confundir a los militares e inventaron el sonido onomatopéyico "Bunga Bunga", que cien años después experimentará una segunda juventud (en Italia).
Con grandilocuencia y sus turbantes, disfrutaron de un ágape por todo lo alto y luego regresaron sanos y salvos a Londres por tren, sin revelar el engaño urdido.
Unos días más tarde, las máscaras cayeron: el periódico Daily Mirror publicó la historia completa, acompañada de una fotografía de los seis divertidos impostores.
En el Reino Unido se armó un escándalo de mayores proporciones, si un grupo de truhanes pudo engañar a los oficiales de su majestad, los aguerridos alemanes penetrarían hasta los mismos palacios reales.
Humillada, la Marina Real intentó en vano apresar a Cole. Malos perdedores al fin los uniformados, trataron de salvar el honor militar enviando dos matones a que le dieran una paliza, lo cual llevaron a cabo.
Cinco años más tarde, en plena Segunda Guerra Mundial (1915), el HMS Dreadnought embistió y hundió un submarino alemán. Recibió numerosos telegramas de felicitaciones de todas partes. Uno fue de tan solo dos palabras: "Bunga Bunga".
La "familia real abisina" en foto de 1910 a bordo del HMS Dreadnought, posa con un militar y un miembro de la realeza.
Lambert Silvere Boucher
Fuente: Le Figaro / Francia
http://blog.lefigaro.fr/petite-histoire/2012/12/en-1910-un-canular-scandalise-le-royaume-uni.html
Traducción libre y libertina: Marihal / Desde La República Dominicana