Realmente creo que nos estamos volviendo locos en nuestro país
Basta ver el insólito proyecto que el BNV piensa financiar con un préstamo internacional de 105 millones de dólares, el cual directa o indirectamente está avalado por el Estado dominicano, es decir que tendrá que ser pagado eventualmente con dinero de los contribuyentes pues difícilmente dicho proyecto será rentable, dada la naturaleza del mismo.
A mediados de la década del 1960, se creó en el Banco Central el Fondo de Inversiones para el Desarrollo Económico (FIDE) el cual financió prácticamente todos los proyectos industriales del sector privado que fueron imprescindibles para el desarrollo industrial del país, y que hoy contribuyen notablemente a la creación de riqueza.
En años posteriores el FIDE se concentró en el desarrollo de la agropecuaria, obteniendo logros similares.
De igual forma, a través del fondo INFRATUR se financiaron todos los proyectos turísticos en la etapa de despegue del que se ha convertido en el sector económico más importante del país.
Más recientemente, en el año 2002 cuando se aprobó la nueva ley monetaria, tanto el fondo FIDE como INFRATUR pasaron a ser administrados por el Banco Nacional de la Vivienda el cual fue convertido en banco de desarrollo.
Es decir, que todas las funciones que mantuvieron por muchos años el FIDE e INFRATUR pasaron a ser administrados por esta nueva institución gubernamental, la cual tenía la responsabilidad de seguir financiando proyectos creadores de riqueza, como hasta la fecha se había hecho, con lo que se contribuía al desarrollo de los sectores productivos, como lo son la agropecuaria, la industria y el turismo.
Lamentablemente vemos con asombro cómo una importante proporción de los fondos administrados por esta institución, han sido destinados recientemente para financiar directamente proyectos cuyo aporte al desarrollo económico del país es cuestionable.
El último caso ha sido el financiamiento de un megaproyecto que se construirá en las inmediaciones del estadio Quisqueya, para lo cual se ha tomado en el extranjero un préstamo inicial de 105 millones de dólares.
Si bien se trata de una iniciativa privada, lo que resulta insólito es que sea financiado con recursos del Estado dominicano, en un país donde hay tantas necesidades urgentes insatisfechas (incluyendo la vivienda social) a lo cual se deberían destinar los préstamos del Banco Nacional de la Vivienda y la Producción y no para financiar caprichos faraónicos de algunos promotores.
Carlos Despradel
El Caribe
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