No ha bastado la carta pastoral de la iglesia católica, no ha sido suficiente la opinión y la aptitud del empresariado. Las opiniones de la prensa sensata no han calado, ni siquiera los responsables reportajes con documentaciones sólidas hechos por los programas de investigación serios han hecho reflexionar a los administradores de la cosa pública, de la misma manera que ignoran todas las denuncias y sugerencias de las organizaciones y miembros de la sociedad civil.
Se empecinan en repetir mil veces los mismos argumentos ficticios que viven en su mente, reiteradamente, como si los dominicanos fuésemos unos tarados. La población lo que percibe es estar secuestrada por gente ambiciosa, ineficiente y no confiables. Un grupo que actúa impunemente, justificando lo injustificable y faltando a la verdad en todas sus actuaciones.
No hay que ser muy superdotado para saber que por el camino que trillamos no llegaremos a buen destino, el monstruo creado por las masas iletradas, enroladas en las nóminas de los planes sociales oficiales; va a ser muy difícil de sacar del escenario público, la sombra que se cierne sobre el futuro inmediato del país es el de una confrontación de consecuencias imprevisibles.
Ojalá no sea así.
Jeannelle Koss / Desde La República Dominicana
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