La mayoría de los miembros de las denominadas altas cortes, son cuadros del oficialista Partido de la Liberación Dominicana. Una minoría proviene del Partido Reformista y del PRD, facción Miguel Vargas. En sentido general carecen del requerido perfil para la posición que desempeñan.
Pero precisamente los escogieron porque servían para cualquier cosa, menos para jueces. Los candidatos más idóneos, examinados por el Consejo Nacional de la Magistratura, fueron excluidos. Excluidos por no garantizar el blindaje del príncipe (en la SCJ) ni eventos fraudulentos desde los órganos electorales.
A la Suprema Corte de Justicia no puede ir un solo caso relacionado al partidarismo político nacional, porque la parcialización no se hace esperar. Y sobre casos comunes, como homicidios, narcotráfico, etc., me informan que por lo menos hay dos jueces que venden sentencias. “La peor forma de injusticia es la justicia simulada”, dijo Platón.
Otra alta corte es el Tribunal Constitucional, cuyo afán es tener muchas atribuciones y vive en una constante disputa con la SCJ. ¿Para qué desea más trabajos si el sueldo seguiría siendo igual? Pero no se puede soslayar que ahí hay un hombre de saltos políticos y que habla riéndose.
La SCJ y el TC constituyen dos verdaderas vergüenzas nacionales, pero son los órganos electorales los que podrían ser causantes de una desgracia en el país, porque su único propósito es organizar y legalizar eventos comiciales fraudulentos. Y no dudo que el próximo presidente sea un ladrón.
Los poderes del Estado han experimentado un retroceso enorme, porque sus miembros, sobre todo los de las altas cortes, en ningún momento han guardado las apariencias, lo que motiva que haya gente que abogue por su disolución, que, de producirse, la gente no se estaría perdiendo de “gran cosa”.
Danilo Cruz Pichardo
El Nacional
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2013/5/11/159292/Las-altas-cortes
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