El expresidente Leonel Fernández se mantiene firme como un manipulador sin arrepentimientos y extremadamente caradura. Declara ante la tumba del profesor Juan Bosch (a quien solo recurre cuando su popularidad repta) a boca llena: "La República Dominicana no puede ser un país racista". Claro que no somos racistas. Racistas son las altas cortes que él escogió y con las cuales estamos cogiendo pelas. Sus socios de los partidos familiares. Su ídolo personal, el dueño de la ética y la moral nacional, sus panas ensotanados y los cortesanos beneficiarios de la ración del boa, esos sí que son racistas. ¿A quién quiere confundir Fernández? Esos pronunciamientos delatan el poco aprecio que tiene de la capacidad de entendimiento de sus compatriotas. Nos parece que debió tener temas más creíbles y sustanciales para el aniversario 40 del PLD.
Luis Del Monte / Desde La República Dominicana
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