Lo que vimos
Anoche se celebró el tercer y último debate entre los candidatos presidenciales de los partidos Demócrata y Republicano. Lo que pasa en los Estados Unidos de América incide en el mundo entero, por esta justificada razón todos estamos muy interesados en que esas elecciones lleguen a un final feliz en la democracia imperfecta más perfecta que existe.
Hillary Clinton
La ex Primera Dama y ex Secretaria de Estado de EE.UU. es una política de carrera. Llega a la palestra precedida de un exitoso ejercicio profesional en uno de los bufetes de abogados más prestigiosos de la gran nación del Norte. Considerada una estadista veterana por sus ocho largos años en la Casa Blanca junto al presidente Bill Clinton, su esposo, y otros tantos de una manera u otra junto al actual presidente Barack Obama.
La señora Clinton no será perfecta y habrá cometido muchos errores a lo largo de su dilatada e influyente vida pública, pero en sus manos tendríamos un mejor presente y futuro para todos. Su figura proyecta la sabiduría y experiencia de estado que requiere un gran país como los Estados Unidos, y mucho más en estos tiempos de incertidumbre donde dictadores por todas partes pretenden arrebatar la paz regional y mundial.
Hillary Clinton se ve como una presidenta, huele a presidenta y de seguro el 8 de noviembre será electa como presidenta.
Donald Trump
Seis meses atrás se perfilaba como imbatible en las urnas. Su carácter agresivo, prepotente, misógino, racista e irrespetuoso; echó por la borda una victoria que de haberse materializado hubiese sido una desgracia para EE.UU. en particular y para el mundo en general.
Quedó evidenciado en los tres debates por la presidencia que el senor Donald Trupm no reúne las cualidades mínimas ni siquiera para el cargo de congresista, alcalde, senador o ministro, mucho menos para Presidente de EE.UU.
Un individuo con un historial de quiebras empresariales, trucos legítimos para evadir pagar impuestos, acosos sexuales y un lenguaje y comportamiento laboral inapropiado no puede sentarse en la oficina oval a despachar.
Hasta ahora se le ha aceptado insultar a la dama que es su contrincante en la carrera presidencial, ha calumniado al presidente Obama y ha insultado hasta a sus propios compañeros de partido. Su comportamiento de gánster ha sido benevolentemente aceptado hasta ahora.
Su nueva amenaza, al saberse perdido en las elecciones, es denunciar un supuesto fraude y que de perder no aceptaría su derrota. De hacerlo de esta manera, este será su Waterloo, Estados Unidos no va a aceptar que un prepotente empresario fullero denoste su sistema electoral y su bicentenaria democracia.
Desde La República Dominicana
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