En el mundo de hoy, agredido por una gran crisis de valores, la madre se erige como altar o mezquita donde los hijos acuden en procura de esperanza que ayude a acarrear la pesada carga del desaliento porque el regazo de esa mujer es bálsamo que alivia todas las angustias.
Las palabras de aliento de una madre se erigen como gran escudo protector contra las adversidades, porque tienen el don de la sabiduría que ilumina el sendero que conduce a puerto seguro o a la luz al final del túnel.
Bienaventurado el hijo que tiene la dicha hoy de ungirse con la bendición de una madre, de poder abrazarla con candidez como niño que se acurruca en su tierna anatomía. Es ese ser santuario de abnegación que todo ofrece a cambio del bienestar de sus hijos.
Una madre nunca muere, pues su recuerdo se anida en el corazón del buen hijo como antorcha que con su luz borra tinieblas y nubarrones, por lo que hoy la tumba de la matrona fallecida ha de ser engalanada con rosas, lirios y claveles para que esos olores divinos lleven hasta su poltrona celestial el mensaje de amor eterno y gratitud imperecedera.
Hoy es un día especial cuando nada tiene más valor que el abrazo y el beso que se ofrece al ser dotado con el don divino de la procreación y ningún otro sentimiento estremece más el alma que se produce cuando se ruega la bendición a Mamá al pie de su tumba.
El Nacional rinde hoy tributo a todas las madres dominicanas y del mundo, formula votos por su ventura personal y por la unidad de la familia, con la firme convicción de que no está lejano el día anhelado cuando madre e hijos se cobijen bajo el manto de una nación donde imperen la justicia y la equidad social.
Editorial El Nacional
Caricatura: Cristian Hernández
http://elnacional.com.do/editorial/2011/5/28/84546/Mama
No hay comentarios:
Publicar un comentario