Margarita Cordero.
"Bajo la apariencia amable de una parte considerable de los dominicanos bulle el sedicioso volcán de los prejuicios contra los diferentes. En política no hay adversarios, sino enemigos. El haitiano, nuestra imagen especular, nos envenena de xenofobia. El pobre es por definición un delincuente que merece la ejecución extrajudicial. El homosexual, un pervertido. La mujer que se apropia de su sexualidad, una puta. El que se tatúa, un drogadicto… De prejuicio en prejuicio, hemos colocado nuestra convivencia social al ras del suelo. Nuestra humanidad repta".
Jeannelle Koss / Desde La República Dominicana
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