La aparente ausencia de controles en cuestiones tan sensitivas como la adjudicación de un contrato de compra millonario, injustificable por riesgosa, refuerza la preocupación pública por una academia cuyos resultados no son precisamente encomiables.
La imputación no es gratuita y para muestra basta un botón: el manejo dado a la licitación pública para la adquisición de mobiliario escolar, cuyo contrato resultante fue adjudicado en mayo del año pasado.
Convocada mediante aviso publicado en la prensa los días 10 y 11 de abril de 2012, la UASD-PLN-003-2012 es un enredo insoluble: las fechas aparecen trastocadas en los documentos emitidos por la Comisión de Compras y en el contrato firmado por la rectoría y la empresa beneficiada; el pliego de condiciones que aparece en la web bajo la numeración 003-2012 corresponde a una licitación para la compra de vehículos, y el que debió normar la compra de mobiliario, habla de una licitación restringida identificada como 001-2012.
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