No protestan porque Washington sostenga su vocación belicista donde sea y bajo cualquier pretexto. No protestan por las amenazas de los agentes más reaccionarios de su sistema político contra los emigrantes. No protestan contra la expoliación del Tercer Mundo por parte de sus grandes capitales. No protestan contra su inmenso consumo de drogas, que tantos problemas nos crea. Nada de eso preocupa a nuestro opulentos ensotanados, a quienes solo les irrita, no que el Embajador de los Estados Unidos sea homosexual, sino que no lo oculte, tal como ellos ocultaron a Wesolowski, el más famoso degenerado sexual que nos haya enviado Estado alguno.
Ramón Colombo
FOGARATÉ
elCaribe
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