La denuncia del Gobierno de que el principal candidato de la oposición está financiando protestas para alterar el orden es una innecesaria acusación que en nada contribuye al clima que debe primar en las elecciones.
Y lo que es peor, la hacen funcionarios que por la delicadeza de sus posiciones, debieran mantener la neutralidad en materia electoral.
La beligerancia del Gobierno ante cualquier tema que enarbole la oposición, da qué pensar, máxime cuando en el proceso participan funcionarios que si bien son políticos, no hablan en esa condición cuando utilizan sus posiciones de mando para acusar.
Este país está lleno de denuncias falsas. Los organismos de inteligencia reciben cientos de ellas todos los días y algunos de los fiascos más grandes se han cometido por la prisa en validar informaciones que quizás no tienen viso alguno de realidad.
El Gobierno debe jugar con cartas claras. El funcionario que quiera hacer política que pida una licencia y hable desde el púlpito político. No basta con que deje la yipeta en casa.
Editorial Diario Libre
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