Abstenerse cuando se debe votar en contra es una manera de ser parcial. No es posible alegar respeto a la autodeterminación cuando la institucionalidad ha sido secuestrada por un régimen que pretende eliminar la división de poderes. Nuestra abstención en las asambleas en que la OEA pretende hacer valer la Carta Democrática contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, tiene el peso de un voto de aprobación de los desafueros de ese régimen.
En su precipitada carrera hacia la tiranía el régimen venezolano, a través de la Contraloría General de la República ahora pretende inhabilitar los derechos de postulación presidencial de Henrique Capriles Radonsky, un líder opositor que fue contrincante de Hugo Chávez en las elecciones de 2012 y de Nicolás Maduro en las de 2014. Todavía está latente el intento por inhabilitar el Parlamento y asumir los poderes de la Asamblea Nacional.
La República Dominicana tiene una gran deuda de gratitud hacia el pueblo venezolano, que en circunstancias desgraciadas de nuestra historia nos apoyó e hizo suyas nuestras causas. La neutralidad es en realidad una postura impropia y comprometida cuando se trata de que la democracia de un pueblo está siendo mancillada por un régimen que cada día define más su perfil dictatorial. Nos toca votar a favor del restablecimiento de la democracia en Venezuela.
Editorial Hoy
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