Si revisamos la historia reciente de nuestro país, vamos a encontrar en las luchas de clases, el desarrollo de liderazgos y la concentración del poder político a personajes portadores de las distintas modalidades clínicas del trastorno de la personalidad, entre ellos el disocial y el marcadamente sociopático.
Para estos sujetos, la gratificación narcisista es la que guía su comportamiento, dos de sus armas son la simulación y la intimidación, mostrándose gélidamente indiferentes ante el sufrimiento de los demás.
Por lo general, los psicópatas logran el control de su entorno, llegan a la cima de las instituciones, violan normas y leyes para ampliar su poder, y lastiman a los que no se someten a sus deseos y conductas.
Cuando el sociópata ingresa a la política y llega a la cima, concentra en sus manos todo el poder, somete a la sociedad a sus propósitos más perversos, cerrándole los más vitales espacios democráticos.
En estos momentos somos testigos, de cómo sujetos con graves trastornos de la personalidad han llegado a los tres poderes del Estado y sus dependencias, para enriquecerse mediante la prevaricación y el cohecho.
Sin ningún arrepentimiento, crean asociaciones de malhechores para delinquir, mentir, manipular; nos embargan mediante empréstitos para luego saquearlos, lesionando nuestra vapuleada economía.
Los sobornos y sobre valuaciones de la brasileña Odebrecht en la República Dominicana, es uno de los más escandaloso casos de sus acciones; el más brutal acto de corrupción ocurrido en el país hasta el momento.
Estos psicópatas son sujetos peligrosos.
Truculenta obsesión
El artículo de la pasada semana terminaba con una frase que no apareció en esta columna, quizás por falta de espacio, donde recordaba que las psicopatías fueron descritas con precisión por Sigmund Freud, Alfred Adler, Otto Rank y Jacques Lacan, entre otros notables estudiosos de la conducta humana.
Y a seguidas decía, para culminar la entrega, que “no me cabe la menor duda que se trata de sujetos muy peligrosos”. Ahora debo agregar, que se tornan letales si a sus ideas obsesivas les acompañan las compulsiones.
A las 4:00 de la madrugada del pasado miércoles y poco menos de 72 horas después de mis reflexiones, sus adláteres rompieron con brutalidad un vitral de la puerta de mi casa para penetrar e ir tras su “presa”.
Pese al esfuerzo no pudieron lograrlo, luego se “aconsejaron” y se marcharon de prisa, como si un sexto sentido le dijera que detrás de la puerta de unos tres metros de ancho le esperaría el mismísimo infierno.
Esta es la séptima ocasión que en un gobierno del PLD mi casa es atacada rompiendo ventanales; incluida la “visita cordial” de oficiales de inteligencia, quienes revisaron los archivos de mi computadora.
Antes, de acuerdo a un experto en informática, un “hacker” al servicio de ellos había robado mis archivos de esa PC y sacó de la web el diario digital Barrigaverde.net, que fundé y dirijo desde el año 2004.
Propuestas a cargos públicos las rechacé en 1988, 1990 y 1994 durante los gobiernos de Joaquín Balaguer, cuyos esbirros me encarcelaron varias veces, y en 1968 sometido a simulacro de fusilamiento.
Idénticas ofertas he recibido y declinado en gobiernos del PLD, conocedor de que la mayor obsesión es tomar mi cabeza, hurgar dentro de ella y encontrar el “tesoro escondido” e irremisiblemente “perdido”.
Aquí.
Anulfo Mateo Pérez
Catalejo
El Nacional
5-6-2017
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