José y Alfonso Fanjul, dueños del imperio azucarero del Sur de la Florida, Florida Crystals.
Roberto Koltun / El Nuevo Herald.
La familia Fanjul: una larga tradición azucarera
Cuando los Fanjul llegaron de Cuba en 1959, el año en que Fidel Castro asumió el poder en la isla, más de uno creyó que la tradición familiar ligada históricamente a la industria azucarera llegaría a su punto final.
"Pero mi padre y yo seguimos lo que era el proceso, que fue largo y difícil, porque nadie nos quería financiar'', dijo a El Nuevo Herald, Alfonso Fanjul, el mayor de cinco hermanos descendientes de una larga línea de dueños de plantaciones en Cuba.
Cincuenta años después los hechos marcan la diferencia. Florida Crystals, la sombrilla corporativa de las posesiones azucareras de la familia Fanjul, que se extienden en la Florida al sur del Lago Okeechobee, cumple un aniversario más. Y lo hace sobre la marcha de una industria que no ha estado ajena a los rigores de la naturaleza, la polémica y los ajustes propios en la búsqueda por la calidad y la excelencia operativa.
Los Fanjul fundaron la compañía en Palm Beach en 1960. En su primera zafra, Florida Crystals cosechó 10,543 toneladas de azúcar crudo. Aunque en 1959 el imperio industrial de los Fanjul en Cuba ocupaba el tercer lugar en producción de azúcar en el mundo, el comienzo de la empresa en tierras floridanas auguró más de una victoria en el futuro inmediato.
"Lo logramos y poco a poco fuimos creciendo'', agregó Alfonso Fanjul. Así, en 50 años de operaciones, el grupo ha llegado a expandir su manejo agroindustrial a lo largo de 405,000 acres: 155,000 en el condado Palm Beach y 250,000 en
República Dominicana. Además del desarrollo azucarero y una capacidad de tratamiento de aproximadamente 7 millones de toneladas de azúcar, ha sido capaz de abordar otros rubros empresariales, como transporte, turismo y bienes raíces, productos de consumo y energía renovable.
"Cumplimos 50 años en la Florida y la familia tiene un reto muy grande. Las cosas cambian y hay que adaptarse'', declaró José Fanjul, miembro de la familia de magnates azucareros. Alfonso y José Fanjul compartieron sus impresiones sobre el futuro de la industria y otros temas en una entrevista realizada en Pahokee, cerca del lago Okeechobee.
La familia ha sacado jugosas ganancias durante cinco décadas de las zafras azucareras. Pero a diferencia de otros núcleos familiares o empresas del ramo, los Fanjul no sólo apostaron por diversificar sus negocios sino también por delinear un modelo operativo en sintonía con el cuidado del medio ambiente y la excelencia del producto final.
Florida Crystals es la marca insignia de azúcar natural y orgánica, según explicó Gastón Cantens, vice presidente del conglomerado.
"Somos los únicos que sembramos caña y arroz orgánicamente'', resaltó Cantens. ‘‘Tenemos la finca orgánica más grande en la Florida y una de las más importantes en Estados Unidos con la certificación Carbon Free''.
En esa línea, y constituyéndose como una fuerza medular en todas las ramas del negocio, el imperio empresarial azucarero controla ahora sus propias marcas, entre ellas Domino Sugar, C&H, RedPath y Tate & Lyle. Su presencia a nivel internacional se ha consolidado en países como Canadá, México, Portugal e Inglaterra, entre otros.
"Nosotros trabajamos en planes de 5 y 10 años'', indicó Alfonso Fanjul. "Creemos que este negocio tiene un gran futuro. Es la forma en que pensamos''.
En Okeelanta, uno de varios ingenios y refinerías de azúcar de la familia, cerca de South Bay, los Fanjul operan con plantas de fuentes renovables, producen y empacan azúcar para grandes corporaciones, supermercados y cadenas de negocios.
La eficiencia operacional del complejo se concretó con la puesta en marcha de una moderna instalación de energía renovable. Son cerca de 2 millones de toneladas anuales de caña y desechos de madera que se procesan como combustible, convirtiéndola en la más grande de su tipo en el país.
"La biomasa es ideal para la producción de azúcar. Es un proceso que provee la energía para mover la industria'', precisó Alfonso Fanjul.
En el terreno comunitario, la empresa de la familia provee asistencia y ayuda a los más necesitados a través de la organización New Hope Charity. Recientemente la entidad distribuyó más de 3,000 juguetes en su centro de Pahokee, donde se ha levantado una escuela y una estación médica, entre otras facilidades.
"Es importante asistir a la comunidad'', afirmó José Fanjul. "Donde quiera que estemos, tenemos una obligación social''.
A pesar del tiempo transcurrido y los recuerdos de la Cuba de ayer, la familia no pierde la fe de ver a la isla libre y democrática.
"No sé de que forma va a pasar pero tengo esperanzas de que eso ocurra'', confesó Alfonso Fanjul. "Estamos listos para tomar una decisión en el futuro'', añadió su hermano José.
POR JUAN CARLOS CHÁVEZ
JCCHAVEZ@ELNUEVOHERALD.COM