De orejas, rabos y pezuñas
Dentro de cuatro días, el próximo domingo, se celebrarán las elecciones presidenciales de República Dominicana.
Es habitual que quienes escriben editoriales y artículos de opinión hagan unas sugerencias finales antes de esa clase de eventos, en especial, si se han referido reiteradamente a los episodios relacionados.
A mí no se me ocurre sugerencia alguna sobre qué hacer. Tengo entendido que todos los participantes son mayores de edad y me parece que a esta altura del juego, sería bueno que quien crea tener algún tipo de discernimiento, lo utilice.
Lo que yo desearía, pero no estoy segura de que ocurra, es que la población se levante de entre el “asqueroseamiento” y el “ninguneo” a que la someten quienes la reducen, envilecen y prostituyen comprándole la cédula, regalándole electrodomésticos adquiridos con dinero robado de los bienes públicos, prometiéndole una casa y una botella en el gobierno, etc.
El PLD debía perder estas elecciones, aunque sólo sea para que le conste que no siempre se puede comprar todo, independientemente de que se esté dispuesto a pagar lo que sea, con el dinero de quien sea, especialmente el que no es suyo.
Deseo que el PLD pierda. Merece perder. Espero que pierda, con más irritación e impaciencia con que esperé que el PRD perdiera en el 2004.
No me hago ni una sola remota ilusión con la otra opción disponible. Me apena, me mortifica y lastima que esa sea la opción, pero no la elegí yo.
El hecho de que le insuflaran vida y rescataran y robustecieran a un cadáver político es una responsabilidad del Presidente Fernández y la camarilla que lo acompaña, incluyendo a Don Danilo, que hasta para sacudirse la nariz cuando estornuda, necesita un billete del presupuesto nacional, para limpiársela.
Quien acepta y preside, aunque sea en condición de títere, una obscena campaña orgiástica con los recursos del país, desenfrenada, corrompida, totalitarista, chantajista, persecutora, tiranoide, como la que acaba de protagonizar el PLD, con la irresponsabilidad más olímpica y descarada, no sirve como presidente de una democracia, ni siquiera de un simulacro de democracia.
Espero que esta horrenda batahola termine el domingo, aunque haya que encajarle la isla entera entre la boca a cualquiera de los flamantes candidatos “con posibilidades”.
El voto no es una expresión de la voluntad soberana de un pueblo que vive en una democracia nati-muerta. Pero tampoco es para apresurarse a desdeñarlo. Si se eliminara, yo estaría entre los que pondrían el grito al cielo. Así es que, para ser coherentes, hay que concederle su importancia a lo que, de desaparecer, merecería nuestras protestas, aunque hay que deshollinarlo aunque sea un poco.
Eso no quiere decir que obligatoriamente haya que ejercerlo. Negarse a hacerlo cuando no hay opciones convincentes o al menos aceptables, con posibilidades de éxito, es una posición legítima y es un tipo de ejercicio cívico absolutamente correcto.
También es un derecho “jartarse” de estar eligiendo entre dos bazofias. Repudiar lo impositivamente disponible no tiene nada de indiferencia.
Se puede sostener una posición de abstencionismo, por falta de atractivos inmediatos, conservando el derecho a votar para ejercerlo cuando sea que parezca deseable, útil o conveniente, sin obviar las reservas sobre el alcance y el significado del proceso, terriblemente desnaturalizado por el clientelismo y contaminado por la manipulación y la limitación informativa, entre numerosas precariedades.
Me place que surjan nuevas opciones, cuyo objetivo no se circunscriba al ventorrillismo que prima entre los muchísimos partiduchos, que fungen exactamente igual que los tenderetes de un mercado de pulgas.
No deja de ser frustrante la terrible incapacidad de los “alternativos” de cohesionarse, echando un poco a un lado los egos y el protagonismo, para afianzar un proyecto común, algo fresco y novedoso, sin toda esa herrumbre que arrastran los partidos mayoritarios.
Entre los “emergentes” ha ido despuntando Guillermo Moreno, quien lleva una excelente candidata a la vice-presidencia, la escritora Chiqui Vicioso, cuyo discurso certero, sensible, enérgico y lúcido me encanta.
Ellos son mis candidatos favoritos. Espero que su partido se mantenga, crezca y consolide y ayude a barrer la basura, lo que no se consigue con aisladas voluntades particulares, sino con institucionalidad colectiva.
Sí, en las redes sociales algunos han señalado que Chiqui Vicioso tiene un cargo diplomático ante las Naciones Unidas, lo que tengo entendido que es verdad y que además está muy bien, porque realiza su trabajo con propiedad, dedicación y eficiencia. Los cuestionamientos a las botellas no hay que hacérselos a quienes sí desempeñan su trabajo.
Todo ciudadano y ciudadana tiene derecho a trabajar en el gobierno de su país. A lo que no tiene derecho es a que su salario sea la retribución por simpatías políticas.
La democracia no puede ser ejercida por quienes ignoran ostensiblemente los detalles relevantes y las graves consecuencias de lo que están eligiendo. Para conocer lo que se elige no solo se necesitan datos, sino también las destrezas para interpretarlos.
En el caso de los menos ilustrados, cierta ignorancia puede ser padecimiento involuntario, pero es creciente la ignorancia que se elige deliberadamente como preferencia.
El presente proceso electoral ha sido devastador, desmoralizante, empobrecedor, embrutecedor, violento, sórdido, dictatorial, teatrero, hipócrita, corrupto y falso.
Algo terrible ha pasado en un país donde profesores, periodistas, abogados, médicos, aceptan sin sobresaltos que un partido se fusione con el gobierno y considere irrelevantes los síntomas de esa situación inaceptable, irregular y alarmante.
Tanto el Partido Reformista como el PRD se desarrollaron a lo largo de procesos sociales e históricos, con un carácter clientelista, pero con otras complejidades en el camino.
El único mecanismo de crecimiento del PLD fue con las nominillas, alimentando botellas.
La consecuencia es que se ha convertido en el partido más atrasado, más desenfrenado y más estructuralmente corrompido del país. Sus acciones tienen todos los defectos del neoliberalismo desalmado, todos los defectos del paternalismo clientelar y todos los defectos del totalitarismo, sin las “virtudes” o parciales beneficios de ninguna de esas variables.
Es mucho lo que han tenido que saltar para atrás para ir a aplaudir a Félix Bautista, todo lo que este representa y todo lo que se le esconde detrás.
Es más de un brinco, y de los grandes, que se requiere para explicar relajada y deportivamente “que todos son así”, para referirse en particular a sí mismos.
No es poca la inconsciencia necesaria para recibir dócilmente, negar o justificar, los destrozos causados por Leonel Fernández en la estructura constitutiva del Estado dominicano y su despótica concentración de poder.
Se equivocan quienes creen que hay un solo burro en el ruedo. Es toda una recua.
Burlándose –frecuentemente con sobrada razón de las burradas de Hipólito- los peledeístas no han reparando en la clase de orejas, rabos y pezuñas, que les han crecido a ellos.
Ni en lo tenebrosamente temibles que se han vuelto.
Sara Pérez
DIARIO DE LA CIGUAPA
Acento.com.do
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