Se trata de un mal síntoma la permisividad que se advierte frente a violaciones que brotan en predios gubernamentales. En tanto se enarbola la transparencia como marca distintiva de la actual gestión, el titular de una entelequia como el Ministro de la Juventud, Jorge Minaya, ha tenido que ser llevado a los tribunales para que cumpla con la Ley de Acceso a la Información Pública. Su renuencia permite pensar que oculta algo non sacto.
El silencio del Gobierno ha dejado mucho que desear, de la misma forma que frente a las violaciones en que ha incurrido la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) con la construcción del peatonal a la Universidad del Caribe en la avenida George Washington. Al director de la entidad, Miguel Pimentel, le ha importado un comino que el Concejo de Regidores del Cabildo del Distrito Nacional prohibiera la obra, con argumentos, por demás, bien fundamentados.
Y como colofón está el desorden administrativo de otra entelequia como el Instituto de Estabilización de Precios (Inespre), donde su director, Jorge Zorilla Ozuna, ha dispuesto unos escandalosos aumentos de sueldos de los funcionarios, en su mayoría, para colmo, botellas. El silencio frente a las tropelías es un pésimo síntoma de permisividad.
Cójanlo
El Nacional
http://www.elnacional.com.do/pagina-dos/2013/6/25/163887/Cojanlo
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