Inaceptable
Una misión de funcionarios haitianos repitió ayer la dosis de desconsideración e irrespeto dispensada el jueves a la comisión de alto nivel que viajó el lunes a Puerto Príncipe en procura de que se levantara la veda a las importaciones de pollos y huevos, al ofrecer esta vez permitir el ingreso a su mercado de productos cárnicos sobre los cuales no hay prohibición, pero mantener impedimento a la entrada de alimentos avícolas.
Lo menos que puede calificarse esa absurda propuesta es de burla diplomática, toda vez que la ministra de Salud Pública de Haití admitió la falsedad del argumento que sustenta tan irracional medida, de que en República Dominicana hay prevalencia de fiebre aviar, por tanto no hay razón de tipo sanitario para vedar las importaciones de carne blanca y huevos.
Como para cumplir con formalismos diplomáticos, el canciller y el ministro de Agricultura de Haití encabezaron una misión de alto nivel que abordó el tema con sus pares dominicanos durante más de cuatro horas, solo para reiterar la posición del Gobierno haitiano de impedir ingreso de productos avícolas desde el lado este de la isla.
Como era de esperarse, el Gobierno dominicano ha calificado la propuesta de inaceptable y advertido que la prioridad debe ser la inmediata revocación de una restricción al libre comercio de corte proteccionista y absolutamente desconsiderada.
Autoridades haitianas prometieron al canciller Carlos Morales Troncoso que vendrían a Santo Domingo con el propósito de resolver el diferendo, pero una vez aquí, su colega Pierre Richard Casimir, y el ministro de Agricultura, Thomas Jacques, presentaron la insólita propuesta de levantar una veda inexistente y mantener la restricción al ingreso a Haití de pollos y huevos.
No debería hablarse de relaciones armoniosas -que sería lo deseable- cuando la parte haitiana agrede, miente y desconsidera a un vecino que no ha incurrido en falta que amerite la toma de una medida brusca, injusta, perjudicial y violatoria a la normativa de la Organización Mundial de Comercio (OMC), por lo que este comportamiento inamistoso requiere que al menos el Gobierno dominicano presente por vía diplomática una queja formal.
El ministro de Ganadería de Haití tuvo del desenfado de declarar al periódico Le Nouvelliste, que la decisión de impedir el ingreso de productos avícolas dominicanos, no tendría nada que ver con el peligro de fiebre aviar, sino con el propósito de sus autoridades de desalentar el mercado dominico haitiano. Más claro, ni el agua.
Se pondera la voluntad política del Gobierno dominicano de privilegiar buenos nexos con Haití por encima de contradicciones de carácter comercial o migratorio, pero es menester que Puerto Príncipe ofrezca al menos alguna muestra de interés en llevarse bien con un vecino que ha sido diligente samaritano y que no merece ni debería aceptar el tipo de humillación que le infringen sus autoridades.
Editorial El Nacional
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