En Brasil, todos son iguales ante la ley. Ver la foto y las imágenes de João Santana, el principal asesor de campaña de Danilo Medina, esposado y traducido a la justicia por una brutal acusación de corrupción en el escandaloso caso de “Lava Jato” que sacude a Petrobras, y a empresas brasileñas como Odebretch, y que tiene a más de un centenar de políticos en la cárcel, es un claro mensaje de que la justicia brasileña no tiene preferidos.
En política pocas cosas son coincidencia. No sorprende que el nombre de Santana esté vinculado en el caso de Petrobras, toda vez que las mismas informaciones públicas lo vinculan en todo el entramado corrupto que transfirió millones de dólares del pueblo brasileño a países donde empresas brasileñas tienen inversiones, como es el caso de República Dominicana.
Así lo denunciamos en julio del año pasado, cuando le exigimos al presidente Danilo Medina aclarar sus vínculos con la empresa brasileña Odebrecht, la cual ganó la licitación de las cuestionadas plantas a carbón en Punta Catalina por más de 2 mil millones de dólares, y cuya vinculación corrupta con Santana, también asesor de la multinacional brasileña, se hacía cada vez más evidente.
A principios de esta semana, el nombre de João Santana volvió a rondar por Palacio como un fantasma, faltando 80 días para las elecciones generales, y con el publicista brasileño en territorio dominicano, precisamente en labores correspondientes a la campaña de una reelección impuesta gracias al poder estatal en manos de Danilo Medina.
Desde Brasil llegó la orden de captura que pesa sobre Santana por, según la Policía Federal, recibir millones de dólares en fondos ilícitos de parte de Odebrecht.
No bastaron las acusaciones ni las denuncias, ni las investigaciones por corrupción a escala continental. El actual presidente siguió contando con los servicios de Santana, prueba de ello es su presencia en el país en campaña, justo cuando fue inevitable para la justicia brasileña ordenar su detención y la de su esposa, ambos acusados de corrupción en complicidad con dos empresas del calibre de Odebrecht y Petrobras.
El tiempo dirá en qué terminará el proceso judicial abierto en Brasil y quiénes caerán en desgracia. Lo cierto es inaceptable e incuestionable: el PLD huele a corrupción, no solo aquí,, sino más allá de las fronteras territoriales, legales y políticas. La impunidad llegará a su fin en mayo, porque el cambio tocará la puerta y con él, la justicia independiente y tenaz que el pueblo dominicano pide.
Orlando Jorge Mera
El Nacional
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