Cuando un período de gobierno termina en cualquier país del mundo, los empleados que no son de carrera van a la calle, y se colocan en la empresa privada, o continúan con sus prácticas profesionales, pero no en la República del Partido de la Liberación Dominicana.
Aquí, aunque el cambio obedezca a un nuevo incumbente del mismo partido que llevó a su gente de confianza a la nueva oficina, a los anteriores hay que buscarles un puesto en el Estado, no importa que el cancelado sea un vago, esté decrépito o sea un ladrón.
Este PLD no cancela, recicla, pero todo a cargo del Presupuesto Nacional que ha visto crecer la nómina pública de manera exponencial sin mejora apreciable en el servicio.
Si los morados perdieron un ayuntamiento, a su gente hay que buscarles nuevos puestos en la administración pública pues, aparentemente, los morados no saben ganarse la vida si no es por medio del Estado.
Este afán de estar inscrito en el Presupuesto denota una falla primordial en el desarrollo nacional.
Para que este país progrese hay que quitarle peso y grasa al Gobierno.
Editorial Diario Libre
Diario Libre
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