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DOMINICANOS SOMOS. Vea las más leídas de la semana en la columna lateral derecha de este blog. / DLRD, desde el 1ro. de septiembre de 2005 en la W.W.W.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Sólo se progresa cuando se mejora la calidad de vida de la gente


La paradoja de la “ideología del progreso” o el falso éxito
En diciembre de 2014 la Encuesta Gallup indicaba:

• El 65.7% de los dominicanos calificaba “las condiciones actuales del país” como mala o muy mala.
• El 51.6% consideraba que su situación económica personal es mala y muy mala. Esta percepción negativa sube al 72.5% en las mujeres.
• El 53.2% decía que al “final del período del gobierno la situación económica de RD estará” igual o peor.
• El 63.4% de la población entendía que las “cosas” no se mueven o van mal.
• El 85.7% decía que hay ninguna o poca posibilidad de salir de la pobreza.
Pero llegando al clímax de la esquizofrenia el 60.3% de la población decía que el país estaba progresando.

Más recientemente la Encuesta de Latinobarómetro indicaba que:

El 44% de los dominicanos y dominicanas respondió que algunas veces o seguido no han tenido comida, el más alto de América Latina de 18 países en 2015.

Cuando se le preguntó si el salario o sueldo que percibe y el total del ingreso familiar, le permite cubrir satisfactoriamente sus necesidades, el 56% de los que contestaron dijeron que no les alcanzaba y tienen dificultades o grandes dificultades, el séptimo país de América Latina que no le alcanza el ingreso.

A pesar de estas respuestas tan contundentes para el año 2015, el 54% dijo que el país estaba progresando, el tercer país de América Latina donde la población mostró mayor conformidad con el “progreso”. (Gráfico 1 y 2)


La esquizofrenia colectiva: progresamos, pero me quiero ir y paso hambre

La pregunta es ¿qué explica esta esquizofrenia colectiva? La esquizofrenia, según Wikipedia es cuando las personas sufren alucinaciones y perdidas de contacto con la realidad.

¿Cómo explicar esta paradoja? Pobreza generalizada, las “cosas” estancadas o en retroceso, ausencia de expectativas de mejorar, padeciendo algún nivel de hambre y un ingreso que no da, pero al mismo tiempo decir que el “país está progresando”.

Sencillamente por la “ideología del progreso” encarnada en el partido oficial, para quien el progreso, como diría Sen (2009) se evalúa mediante las cosas (los medios) y no por los fines (la calidad de vida de la gente): El “éxito del progreso” son los edificios, los túneles, las avenidas del polígono central, los centros comerciales, las importaciones de yipetas y carros lujosos, el Metro, los exquisitos y caros restaurantes de Santo Domingo y Santiago, Casa de Campo, entre otros; aunque la mayoría de los dominicanos estén excluidos y sean marginados. La “ideología del progreso” es el falso progreso porque es crear una sociedad capaz de generar riqueza, pero al mismo tiempo pobreza, exclusión y desigualdad social y territorial, sin cohesión social, pero sobre todo una sociedad que se mueve en la desesperanza, la frustración y el desaliento que la obliga a actuar sobre la base de “sálvese quien pueda”.  .

Las consecuencias de ese despojo, de ese “progreso excluyente” son terribles para la sociedad dominicana:

• La base de la cohesión social es la confianza interpersonal, pues resulta que según el Latinobarómetro 2016, la República Dominicana es el segundo país más desconfiado de América Latina ya que el 87% de la población está prevenida con los demás, esto dificulta construir un proyecto colectivo de Nación y hace mucho más difícil construir un país de ciudadanos con derechos.

• La RD, en 2015 es el país de América Latina cuya población más quiere emigrar. El 54% quiere irse y ha contemplado la posibilidad concreta de irse del país. Es paradójica que con tanto “progreso” la gente quiera irse.
Para esa “ideología del progreso” las personas no existen, ni los derechos ciudadanos, ni la institucionalidad. En esa concepción es llenar el país de publicidad y anuncios, aunque sea de mentiras o imprecisiones.

El discurso y la práctica de tres Presidentes

En el Informe Nacional de Desarrollo Humano del 2008, discutí por primera vez el tema e intenté rastrear el origen de esa visión que siente una fascinación por la construcción y desprecio por la calidad de vida de la gente. Algunos historiadores lo rastrean hasta el gobierno de intervención americana en 1916, otros hasta Trujillo, estoy consciente que tengo esa tarea pendiente.

Encontré, sin embargo, clara evidencia desde el Dr. Balaguer, tanto en su discurso como en su práctica, simplemente vale recordar aquella expresión de 1988 (publicada en “De vuelta al Capitolio 1986-1992”, p..66-67) cuando refiriéndose a los desalojos de Villa Juana y Villa Francisca al momento de construir la Avenida V Centenario, afirmaba que uno de sus objetivos era “adecentar el ambiente, (…) no con la pretensión de devolverle el esplendor que tuvo cuando se le dio, [a la Ciudad de Santo Domingo] pomposamente, el título de “Atenas del Nuevo Mundo”, […] sino simplemente para rodearla de la dignidad que necesita para que pueda servir de escenario a la conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América. (…) Nuestra aspiración (…) es hacer sencillamente esta ciudad más hermosa, ya que no es posible hacerla más rica, como están haciendo otras capitales más poderosas en reparación del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, que para eso están llenando sus capitales de obras de arte y edificaciones realmente monumentales”.

El Presidente Fernández fue imbuido de esa visión quien, hablando en Estados Unidos en 2002, recordaba un eslogan que usó en la campaña presidencial de 1996, el cual “…solía repetir frecuentemente: transformemos República Dominicana en un pequeño Nueva York. Y éste ha sido mi sueño. Yo pasé mi niñez en esta ciudad y nunca he olvidado qué es lo que hace a la Gran Manzana lo que es: ¡el mejor lugar del mundo! Enormes rascacielos, largos puentes, túneles subacuáticos, hermosos parques, tiendas lujosas, negocios exitosos, galerías de arte, museos fabulosos, grandes teatros, calles llenas de bullicio y energía, gente de todo el mundo, trenes subterráneos ruidosos y pizzas deliciosas. Eso es Nueva York” (Fernández 2002)

En su discurso del 27 de febrero de 2012 el Presidente Fernández decía: “En ocasiones, al volar en helicóptero sobre el Gran Santo Domingo, contemplo, desde la altura, la notable transformación que esta ciudad ha experimentado. Logro observar la amplitud de las avenidas, la circulación masiva de los vehículos, la construcción de los elevados, los edificios que lucen como verdaderos rascacielos, y, en fin, todo el espíritu de modernidad que se vislumbra desde el aire. Al divisar semejante espectáculo, que me permite comparar a nuestra ciudad Capital con otras importantes ciudades del mundo, me digo para mis adentros, caramba, helo ahí, lo hemos logrado: el Nueva York chiquito”.

El Presidente Medina, con un discurso más sofisticado ha actuado de la misma manera y el mejor ejemplo son los “logros” de la “revolución educativa”, en donde convirtió el 4% para la educación en un formidable negocio inmobiliario, en un negocio de abastecimiento de una alimentación de mala calidad (véase el diagnóstico de la ADP publicado recientemente) y en una fuente de empleo clientelar en todo el territorio nacional para los allegados del Partido Oficial en detrimento de los indicadores de calidad. En la salud, los atrasos en la calidad son notables (por ejemplo, la mortalidad de menores de 5 años e infantil aumentaron entre 2013 y 2014), los problemas de seguridad ciudadana se acrecientan. La constitución de un reino de la impunidad se ha profundizado, convirtiéndose en la forma más aberrante de desigualdad social donde los miembros del Partido Oficial nunca son juzgados (OISOE, los archivos definitivos, etc.). Se habla de haber sacado a un millón de personas de la pobreza cuando la economía ni siquiera ha sido capaz de darle empleos (se crearon 318 mil empleos entre 2012 y 2015) a los que entraron al mercado de trabajo (entraron 334 mil personas) entre otras falsificaciones de la realidad.

La “ideología del progreso” falsifica, adultera, corrompe, vicia y pervierte la realidad. Convierte a los medios en fines, hace invisible a las personas, creando una métrica falsificada para medir el éxito. El éxito no son edificios ni carros lujosos, ni centros comerciales inaccesibles, ni clientelismo, ni la impunidad entre otros muchos engaños que convierten a la República Dominicana en un país sin cohesión social ni territorial, donde en 2015, más de 4 de cada 10 personas dice que padece alguna forma de hambre, donde más de la mitad de la población quiere emigrar porque perdió la esperanza, donde la mayoría de la población se hunde en la pobreza y pierde derechos. Hay que derrotar la “ideología del progreso” porque sólo se progresa cuando se mejora la calidad de vida de la gente.


Miguel Ceara Hatton
Quiero decir...
Acento

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