33 MIL MILLONES DE DÓLARES DEBE RD
La deuda pública consolidada es la principal amenaza a la estabilidad macroeconómica y a las condiciones de vida de la población. A julio de 2016 la deuda consolidada del sector público se eleva a RD$33 mil millones lo cual representa el 47.2% del PIB, aunque otros analistas como el CREES la colocan en 51.4% del PIB (Cuadro 1).
Es una deuda que crece aceleradamente. Entre 2013 y julio de 2016 la deuda pública aumenta a un ritmo de US$182 millones mensuales, lo cual es 1.23 veces más alto que en el periodo de Gobierno de Fernández y 1.37 veces más que en el Gobierno de Mejía (Gráfico 1)
Entre 2013 y julio de 2016, el 76% del aumento de la deuda es responsable el sector público no financiero, es decir, el Gobierno Central.
En julio de 2013 cada dominicano o dominicana debía US$3,230, lo que es 2.34 veces más de lo que debía a finales de 2004.
Esa deuda consolidada del sector público genera una tasa de interés efectiva promedio ponderado de 9.1%, mientras que la tasa de interés efectivo promedio ponderado que se paga por deuda externa es 4.5% y por la deuda de deuda interna 17.1% (Cuadro 2).
El Gobierno (sector público no financiero) paga una tasa de interés de 8.6%, la cual es 2.88 veces la que se pagaba en 2005 y representa un flujo de recursos equivalentes al 2.7% del PIB en 2015 y de mantenerse las proyecciones de pago de intereses del RD$121 mil millones del Gobierno Central para el 2017, el país estaría dedicando el 3.3% del PIB al pago de ese concepto. Una cifra sencillamente astronómica. Esto equivales a 3.6 veces lo que se pagó en 2005.
¿Cuál es el motor de la deuda pública? Hay dos:
Uno es la estabilidad macroeconómica y del tipo de cambio. El control de la inflación y del tipo de cambio obliga al Banco Central a emitir valores a través de operaciones de mercado abierto para retirar dinero de circulación. Si el peso ha estado sobrevaluado en gran parte de la última década, esa sobrevaluación se paga con deuda del Banco Central cuyos intereses deberán ser cubiertos eventualmente por el Gobierno Central dando origen al déficit cuasi fiscal y que representa alrededor del 1.4% del PIB.
El déficit público provocado por un gasto descontrolado del gobierno central que genera un déficit por razones de clientelismo político, desviación de fondos, despilfarro el gobierno dominicano que se niega a controlar. Se ha creado una dinámica institucional perversa en donde el sistema político oficial funciona sobre la base de repartir los recursos públicos (dinero y cargos). El ejemplo más reciente es el intento de repartidera de la JCE y las Altas Cortes o de ministerios a grupos políticos (Gráfico 2).
El riesgo del déficit primario y el esquema Ponzi o el Telefri (Telexfree) de coger prestado para pagar los intereses de la deuda. Según los datos publicados por el Banco Central de RD, el Balance del Sector Público No Financiero sobre la base de lo devengado (es decir, sobre la base de compromisos de pagos) ha sido deficitario en los últimos 15 años y aunque se empezó a corregir entre 2005 y 2007, a partir de 2008 se ha iniciado una carrera desbocada de gastos que ha mantenido el déficit en más de 3% del PIB.
Mientras el déficit del sector público no financiero se mantenga, la deuda pública seguirá creciendo. Lo peor es que ni siquiera se puede pagar los intereses de la deuda pues de 2008 en adelante los ingresos totales del gobierno no cubren los gastos sin intereses, creando un déficit primario, de manera que para cubrir los intereses hay que buscar más deuda pública.
Finalmente, el gobierno ha presentado dos argumentos para seguir endeudándose:
Los bonos soberanos emitidos por el gobierno encuentran compradores. Efectivamente, eso ocurre en la gran mayoría de los países porque en el mundo de los inversionistas se aprendió que los bonos soberanos que emite un país se pagan a menos que ese país quiera “apearse” de la globalización, como ocurrió en Grecia, España, Argentina (el caso de los Fondos Buitres). Esos bonos se pagarán con ajustes severos, aunque una parte de la población muera por desatención de los servicios públicos.
Además, en materia de Riesgo País que es un indicador de la certeza de que el país pagará sus obligaciones, el cual se calcula como la diferencia entre la tasa de interés que pagan los bonos denominados en dólares de los países en desarrollo y los bonos del Tesoro de EEUU que se consideran libres de riego indica que la República Dominicana está en el promedio del índice global y en América Latina con excepción de Venezuela y Ecuador que presentan situaciones extremas (en los primeros 8 meses de 2016 deben pagar intereses adicionales por 29.81 puntos y 11.01 puntos respectivamente por encima de la tasa de los bonos del Tesoro de EEUU para que los inversionistas compren esos bonos) en la mayoría de los países el riesgo está por debajo de RD. En otras palabras, el nivel de riesgo de RD está por encima del promedio de la región si no se consideran los casos excepcionales de Venezuela y Ecuador (Gráfico 3).
La deuda en porcentaje del PIB todavía puede crecer más. Esa es una falacia aritmética. Lo importante es la tasa de interés que se paga por esa deuda y la proporción del monto de intereses en los ingresos tributarios. La tasa de interés promedio ponderada que paga el sector público no financiero es 8.6%, eso significa que el monto total de intereses en 2015 (RD$80.1 mil millones) representa el 19.4% de los ingresos tributarios, en 2016 subiría a 21.3% y en 2017 alcanzaría el 23.9% de los ingresos tributarios. Es decir, casi la cuarta parte de los ingresos tributarios sería dinero echado a la basura, pues sería el resultado de préstamos usado inversiones dudosas que no se repagan (Gráfico 4).
En conclusión, endeudarse no tiene por qué ser ni bueno ni malo, todo depende para qué se endeuda un país. En la República Dominicana, dada la debilidad institucional la deuda ha tenido un destino dudoso y no se repaga, peor aún no es capaz de generar los recursos necesarios para pagar los intereses, llevándonos a un esquema Ponzi, el país se endeuda para pagar intereses. Hay que hacer un alto en el endeudamiento, reestructurar la calidad del gasto público, auditar los préstamos bajo un régimen de consecuencia, de lo contrario habrá un ajuste muy severo que pagará la población con su bienestar.
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