Así como la gran mayoría de abogados son dedicados a ejercer el derecho, consagrados a su profesión, que no toman casos de narcotráfico, lavado de activos o de corruptos, ladrones del dinero del Estado; existe un grupo que es harto conocido por tomar las causas más difíciles de defender, donde no hay decencia alguna sino las ansias de dinero fácil y sucio.
Son expertos en incidentar procesos y causas, cobran como verdaderos capos y su trabajo consiste en mentir, calumniar, desacreditar, posponer, confundir y crear dudas.
Todos los conocemos, los jueces, los abogados serios, los medios de comunicación y la sociedad en general. Son buitres cazafortunas, viven de la carroña social, de timadores, sobornadores, sobornados, traficantes, asesinos, chulos, feminicidas, violadores sexuales, pederastas y sicarios.
Búsquelos en la prensa, en la radio y en la televisión, aparecen en manada en tiempos como estos en que el olor al dinero malhabido está esparcido en el ambiente. Ese grupo de mercaderes "legales" no tienen el más mínimo concepto de decencia, escrúpulos, moral y cívica. Son lo peor de la profesión, dedicados a mantener en la calle a bandoleros y mafiosos, y lo peor es que la mayoría de las veces se salen con la suya por la complicidad del Ministerio Público y el Poder Judicial.
Juan Santos / DLRD
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