Presidente Leonel Fernández en la ONU
LOS CULPABLES: HIPÓLITO MEJÍA, ESTADOS UNIDOS Y DIOS
New York, EEUU. Tal y como e esperaba el Presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández Reyna, se justificó de por qué su Gobierno no había tenido logros en avanzar en ninguno de los 8 temas que la Organización de Naciones Unidas tiene en agenda como metas del milenio.
Achacó esta imposibilidad a circunstancias imprevistas externas e internas.
Estas circunstancias fueron:
1 - La crisis financiera de 2003 ( Gobierno de Hipólito Mejía)
2 - La crisis financiera global iniciada en Estados Unidos (Gobierno de Estados Unidos)
3 - Los fenómenos naturales.(Dios)
Si hubiéramos sido el Presidente de República Dominicana hubiésemos dado a la comunidad internacional, los siguientes datos:
1 - Los 416 mil millones de pesos desfalcados durante nuestra administración tragados por la corrupción.
2 - El grave error de mi administración de no haber tomado las medidas correctas de austeridad, en vez de eso pregoné que nuestra economía estaba blindada y me dediqué a hacer Metros y al abultamiento excesivo de la nómina pública.
3 - La ineptitud de mis funcionarios, la ausencia de justicia, el tráfico de drogas, la delincuencia y el endeudamiento irresponsable de mi país nos tiene al borde del colapso.
Pero como no somos el presidente, quedémonos con sus palabras, palabras que son de un político, que hay que ser honestos, por lo menos tuvo la valentía de admitir que no hemos avanzado en ninguno de los temas que debíamos haber avanzado, aunque para ello le pasara la pelota a sus culpables favoritos: "otros".
DISCURSO ÍNTEGRO
Señor Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon;
Señores Jefes de Estado y de Gobierno;
Señores Cancilleres y Jefes de Delegaciones;
Señoras y Señores.
En nombre del Gobierno y del pueblo de la República Dominicana, expresamos nuestro saludo a los integrantes de esta cumbre de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en ocasión de celebrarse el décimo aniversario de su proclamación oficial.
Estos objetivos fueron asumidos con gran ilusión por la República Dominicana y otras naciones del mundo, pues brindaban unos lineamientos claros, con un tiempo establecido, acerca de cómo reducir la pobreza, promover la educación y la salud, impulsar la equidad de género y garantizar el desarrollo sostenible.
En el caso específico de la República Dominicana, desde principios de la década de los noventa, que es la fecha de referencia que se ha tomado para el establecimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, nuestra población aumentó en un 35%, al pasar de 7.2 millones de personas en 1990, a 9.7 millones en el momento actual.
El producto interno bruto se elevó de aproximadamente 123 mil millones de pesos, esto es, 22 mil millones de dólares, a 342 mil millones de pesos, o lo que es igual, 50 mil millones de dólares.
Eso equivale a decir que durante ese período la economía dominicana se expandió en más de dos veces y medio, o sea, que en términos económicos, en el 2009 había dos veces y media la República Dominicana del 1990.
Durante ese mismo período, la República Dominicana obtuvo uno de los mejores desempeños de América Latina y el Caribe, en términos de crecimiento del PIB, con un promedio anual de cerca del 6%.
A pesar de esas apreciables tasas de crecimiento, es poco probable, sin embargo, que la República Dominicana pueda reducir la pobreza en un 50% durante los próximos cinco años, para alcanzar la meta prevista en el 2015.
Son varias las razones que explican la dificultad en obtener el cumplimiento de dicho objetivo. En primer lugar, la crisis financiera interna, ocurrida en el 2003, en la cual varias instituciones bancarias se vieron severamente afectadas.
Como consecuencia de esa crisis, la economía decreció en -0.3%; la moneda se devaluó en más de un 100%; la inflación se disparó en forma preocupante y la tasa de desempleo pasó de un 13% a un 19%.
En ese contexto, la pobreza, en lugar de disminuir lo que hizo fue aumentar, y no fue sino a partir del 2005 cuando la economía nacional empezó nuevamente a reactivarse que los índices sociales también empezaron a mejorar.
Del 2005 a la fecha, la indigencia disminuyó en 5.5 puntos porcentuales y la pobreza en general cayó 9 puntos.
Sin embargo, al tiempo que hacíamos grandes esfuerzos por superar la crisis financiera interna, fuimos gravemente afectados por la crisis de los precios del petróleo y los alimentos.
El incremento de la factura petrolera y del subsidio a los alimentos, para no alterar sus precios, desvió recursos que normalmente habrían estado disponibles para el cumplimiento de las metas del milenio.
El tercer factor, por supuesto, que ha gravitado en forma negativa en hacer cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, lo constituye la crisis financiera y económica global, desatada a finales del 2007 y aún latente, como consecuencia del lento y aún frágil crecimiento de la economía global.
Finalmente, la frecuencia e intensidad de los desastres generados por la naturaleza, fruto del cambio climático, ha influido también en limitar los recursos inicialmente concebidos en la consecución de los Objetivos del Milenio.
En fin, señoras y señores, como puede apreciarse, no ha sido falta de voluntad política, como tampoco falta de planificación o de responsabilidad, lo que determinará que la República Dominicana no pueda lograr algunas de las Metas del Milenio, como se había previsto, para el 2015.
Han sido, más bien, circunstancias imprevistas, tanto internas como externas las que se han convertido en obstáculos para que el país pueda conquistar los objetivos planteados.
Eso significa, por consiguiente, que tendremos que redoblar nuestros esfuerzos y diseñar nuevas estrategias de crecimiento y desarrollo sostenible, como actualmente estamos haciendo en República Dominicana hasta el 2030, a los fines de generar bienestar y prosperidad a nuestra población.
Pero no debemos perder de vista que mirando hacia el futuro hay inmensos desafíos hacia el logro de reducir la pobreza en el mundo, derivados del fenómeno cada vez más acentuado de interdependencia de la economía mundial, así como del carácter especulativo de diversas transacciones financieras y comerciales.
Reafirmamos nuestro compromiso nacional con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y albergamos la esperanza de que este sistema de las Naciones Unidas pueda llevar a cabo un rol de liderazgo, dinámico y activo, en el diseño de un nuevo orden financiero y económico mundial, que sea más justo, más equitativo, más solidario y más a favor de los pobres del planeta.
Muchas gracias.
Juan Santos / Desde La República Dominicana