MÉXICO EN EL PUNTO DE QUIEBRE
Armas, militares y cadáveres. Sobre todo cadáveres: cubiertos por una manta, colgados de un puente, acribillados en grupo o en solitario, con los brazos atados detrás de la espalda o dejados así, como la muerte, en forma de balas, los ha sorprendido.
Este es el día a día de un fotoperiodista que vive en Tijuana, México. Con una selección de su trabajo, Alejandro Cossío ha ganado el premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI en la modalidad de fotografía de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano fundada por el escritor Gabriel García Márquez en 1994. Alejandro tiene 35 años, nació en la ciudad de Los Mochis en el Estado de Sinaloa (noroeste del país).
Desde los 8 años vive en Tijuana, la ciudad fronteriza con Estados Unidos que ha vivido en los últimos años un recrudecimiento de la violencia del narcotráfico. Decidió titular su trabajo México en el punto de quiebre: "Llevo trabajando en el tema 13 años, desde que empecé en el Semanal Zeta , que siempre se ha caracterizado por tratar temas fuertes. Siempre he estado con ellos, a parte de lo que hice con agencias como freelance. Ahora la situación se ha calmado en Tijuana, pero en 2008 y 2009 empeoró bastante y me puse a documentarlo aún más".
R. CARRETERO / R. IORI - Madrid
PREMIO NUEVO PERIODISMO CEMEX - FNPI
Autobiografía de Alejandro Cossío
Mi nombre es Alejandro Cossío, tengo 36 años y radico en Tijuana, México. Me dedico al fotoperiodismo desde hace 13 años, y ese mismo tiempo tengo trabajando en el Semanario ZETA de Tijuana, cuyo fundador es el periodista ya fallecido, Jesús Blancornelas.
Me interesé en la fotografía desde que comenzaba mis estudios en la universidad, y siempre, por alguna razón no muy clara para mí, estuve interesado en la fotografía periodística, documental… aquellos tipos de imágenes en que podía señalar algo que yo consideraba no cuadraba, o no debía ser. En otras palabras, imágenes con sentido crítico, con intención de cambio. En cuanto me sentí listo para solicitar trabajo en alguna empresa periodística, lo hice. Aunque en realidad no estaba listo, aún no lo estoy, siempre hay algo que aprender.
Me acerqué a Zeta para preguntar si ocupaban a alguien en el departamento de fotografía, y bueno, la suerte estuvo de mi lado porque precisamente estaban pensando en buscar a alguien. Esto fue en el año de 1997, año en el cual atentaron contra mi jefe Blancornelas, el periodista y director de ZETA. Fue mi primer año en el periódico y supe rápido qué era y qué significaba trabajar en ZETA. De aquel atentado resultó muerto Luis Valero, el guardaespaldas de Blancornelas. El periodista, de milagro, no perdió su vida.
El ataque vino del Cártel de Tijuana, el grupo criminal en el poder. Estaban enojados por notas que Blancornelas había publicado sobre Ramón Arellano, uno de los líderes, y el más sanguinario del Cártel. Nada fue igual para nadie.
Teníamos que cuidarnos el doble al salir a la calle, podían atacar a cualquiera con tal de darle un golpe al periódico. Nada pasó, al menos no en ese tiempo, lamentablemente años más tarde sí mataron a un Editor de Zeta, Fracisco Ortiz Franco. Yo fui el primero de ZETA en llegar a la escena del crimen, y tomé fotos, qué otra cosa podía hacer, era mi deber... fue muy duro para todos.
Mi trabajo en Zeta consiste en cubrir y tomar fotos para todas las secciones que lo conforman: deportes, espectáculos, política, cultura, y claro, todo lo que tenga que ver con el crimen organizado. El trabajo que envié al Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI se trata precisamente de eso. La guerra del Cártel de Tijuana se agudizó tremendamente en el 2008 y 2009. En el último trimestre del 2008, la muerte caminaba en Tijuana día y noche.
A cualquier hora recibía llamado a mis teléfonos para informarme de balaceras, muertos, secuestros, cuerpos colgados de puentes, doce cuerpos a un lado de una escuela primaria, y así.
Ha sido una experiencia agotadora, pero yo debo ser testigo, si no muestro con imágenes lo que pasa, menos tomará conciencia la gente y el gobierno.
La serie de imágenes que les he enviado fueron tomadas durante estos dos años, y no precisamente para un solo reportaje, ni para un sólo artículo. Un tema como este solo se puede cubrir así, no hay forma de planear nada. Sólo se debe estar alerta para cuando venga el llamado, gasolina en el carro, cámara con pilas frescas y a cubrir.
Realización del trabajo
México está viviendo como nunca antes una guerra sin tregua contra las mafias que controlan el país. El presidente Felipe Calderón se propuso desde el arranque de su administración, acabar con estos grupos. Para ello, el mandatario sacó al ejército a las calles, sustituyendo a policías municipales y estatales, quienes no pueden, o no quieren combatir de frente a los criminales. Sin embargo la tarea está lejos de ser completada, si es que acaso se puede.
Han logrado sin lugar a dudas la detención de grandes capos del secuestro y la droga. Pero aún así el crimen parece extenderse y levantarse por encima del gobierno. Los esfuerzos de combate se han concentrado en estados y ciudades donde el repunte ha sido devastador en lo que a seguridad pública se refiere: Sinaloa, Michoacán, Nuevo León, Tamaulipas, y principalmente en ciudades como Reynosa, Nuevo Laredo, Culiacán, Juárez, Tijuana y algunas otras.
Tradicionalmente la ciudad de Tijuana ha sido un punto clave para el crimen organizado en el paso de la droga hacia los Estados Unidos, así como también para realizar otro tipo de actividades delictivas como el secuestro. Por lo tanto, en esta zona desde hace tiempo se han venido presentando una gran cantidad de asesinatos como consecuencia de que las bandas criminales trabajan libremente sin ser molestados por la policía, o incluso la misma policía trabaja para las mafias.
Las cosas se agravaron a partir de finales de septiembre de 2008, cuando el grupo criminal en el poder se dividió en dos y empezaron la guerra uno contra el otro por controlar la zona. Grandes cantidades de matanzas han ocurrido y hasta la fecha aun continúan.
El 2008 fue el año más violento en la historia de esta ciudad. En muchas zonas del país también se viven tiempos funestos, la cantidad de asesinatos en 2008 aumentó en toda la república más del doble que el año anterior. Se cometieron aproximadamente 5,500 ejecuciones en todo el país.
En el 2009 las ejecuciones continuaron en Tijuana aunque un poco a la baja en comparación del año anterior, esto debido al debilitamiento de las bandas rivales desgastadas por el fuerte combate que han sostenido. Sin embargo en Ciudad Juárez, Chihuahua, los asesinatos no han parado y la tendencia es a la alta convirtiéndose así en la ciudad más violenta del país y algunos afirman que del mundo.
Se viven momentos históricos en México y llenos de incertidumbre del qué va a pasar después, qué sigue, hacia dónde va esta guerra que algunos dicen es sin sentido. En Juárez hay movimientos ciudadanos que piden que el ejército salga de las calles y vuelva a sus cuarteles. En Tijuana, por el contrario, la gente aplaude las acciones de la milicia en contra de la mafia.
Lo que sí es una realidad es que los grupos del crimen organizado se han dado cuenta que el gobierno no es invencible, que es posible ganarles, o al menos que sí pueden, y lo han demostrado al sostener una guerra de “tú a tú".
El Punto de Quiebre