El amor tiene los mismos efectos calmantes que un analgésico o una droga como la cocaína.
Seis cosas que saben los científicos sobre el sexo y el amor
El amor. Hay pocas cosas en nuestra vida a las que demos tantas vueltas en la cabeza, así que no es extraño que la Ciencia se ocupe también de qué efectos provoca en nuestro cerebro para que nos importe tanto. Distintas investigaciones han mostrado recientemente algunos aspectos sorprendentes sobre el «funcionamiento» de la pasión. Cuál es su poder sobre nuestro organismo, qué nos ocurre exactamente cuando nos enamoramos o cómo reaccionan nuestras neuronas durante un orgasmo. Estas son algunas de las conclusiones más llamativas:
El amor. Hay pocas cosas en nuestra vida a las que demos tantas vueltas en la cabeza, así que no es extraño que la Ciencia se ocupe también de qué efectos provoca en nuestro cerebro para que nos importe tanto. Distintas investigaciones han mostrado recientemente algunos aspectos sorprendentes sobre el «funcionamiento» de la pasión. Cuál es su poder sobre nuestro organismo, qué nos ocurre exactamente cuando nos enamoramos o cómo reaccionan nuestras neuronas durante un orgasmo. Estas son algunas de las conclusiones más llamativas:
1- El amor es tan potente como la cocaína
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford aseguran que los sentimientos que provocan las pasiones amorosas pueden ser increíblemente eficaces para aliviar el dolor. En concreto, tienen un poder calmante similar al de los analgésicos o incluso provocan los mismos efectos que la cocaína. En este pequeño milagro que ocurre en el cerebro está involucrada la dopamina, un neurotransmisor que influye en el estado de ánimo, la recompensa y la motivación.
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford aseguran que los sentimientos que provocan las pasiones amorosas pueden ser increíblemente eficaces para aliviar el dolor. En concreto, tienen un poder calmante similar al de los analgésicos o incluso provocan los mismos efectos que la cocaína. En este pequeño milagro que ocurre en el cerebro está involucrada la dopamina, un neurotransmisor que influye en el estado de ánimo, la recompensa y la motivación.
2- El amor a primera vista existe: ocurre en un quinto de segundo
Las flechas de Cupido son algo más que una historia mitológica tamizada por la cultura popular. Un equipo internacional de científicos, liderado por la investigadora Stephanie Ortigue, de la Universidad de Siracusa, en Nueva York, asegura el amor puede ser fulminante. Según explica, tardamos un quinto de segundo en enamorarnos. Al parecer, cuando caemos rendidos por los encantos de otra persona, doce áreas del cerebro trabajan conjuntamente para liberar los productos químicos que inducen a la euforia, como la dopamina -una vez más-, la oxitocina y la adrenalina.
Las flechas de Cupido son algo más que una historia mitológica tamizada por la cultura popular. Un equipo internacional de científicos, liderado por la investigadora Stephanie Ortigue, de la Universidad de Siracusa, en Nueva York, asegura el amor puede ser fulminante. Según explica, tardamos un quinto de segundo en enamorarnos. Al parecer, cuando caemos rendidos por los encantos de otra persona, doce áreas del cerebro trabajan conjuntamente para liberar los productos químicos que inducen a la euforia, como la dopamina -una vez más-, la oxitocina y la adrenalina.
3- Los hombres piensan en el sexo tres veces más que las mujeres
Louann Brizendine, una de las neuropsiquiatras más prestigiosas del mundo, ha estudiado la estructura cerebral del hombre para confirmar que, al menos por esta vez, el estereotipo está en lo cierto: Los hombres piensan en el sexo tres veces más que las mujeres. La zona del cerebro masculino que se dedica al ejercicio de la sexualidad es dos veces y media mayor que en el cerebro masculino. Al final de la vida, sin embargo, los cerebros de ambos sexos son más semejantes.
Louann Brizendine, una de las neuropsiquiatras más prestigiosas del mundo, ha estudiado la estructura cerebral del hombre para confirmar que, al menos por esta vez, el estereotipo está en lo cierto: Los hombres piensan en el sexo tres veces más que las mujeres. La zona del cerebro masculino que se dedica al ejercicio de la sexualidad es dos veces y media mayor que en el cerebro masculino. Al final de la vida, sin embargo, los cerebros de ambos sexos son más semejantes.
4- ¿Es tan excitante el sexo? Bueno, también lo son las compras
Investigadores de la Universidad de Westminster (Gran Bretaña) aseguran que encontrar una ganga o recibir una promoción durante un día de compras proporciona el mismo grado de excitación emocional que se siente cuando se observa una película pornográfica. Los chollos y los regalos nos hacen tan felices que se activa la misma zona del cerebro que enciende la pasión sexual.
Investigadores de la Universidad de Westminster (Gran Bretaña) aseguran que encontrar una ganga o recibir una promoción durante un día de compras proporciona el mismo grado de excitación emocional que se siente cuando se observa una película pornográfica. Los chollos y los regalos nos hacen tan felices que se activa la misma zona del cerebro que enciende la pasión sexual.
5- Las neuronas femeninas suenan durante el orgasmo como las palomitas de maíz
El neurocientífico norteamericano Barry Komisaruk, que trabaja en la Universidad de Medicina de Nueva Jersey, es conocido por haber provocado orgasmos a 200 mujeres en su laboratorio. Su objetivo es comprender el mecanismo que dispara este estado de entusiasmo, y para ello ha analizado el cerebro de las mujeres justo en el momento en el que llegan al clímax. Este «privilegio» le ha permitido conocer unas cuantas cosas del sexo femenino. Por ejemplo, que el orgasmo bloquea el dolor de forma natural -es capaz de disminuirlo al 50%- y que aumenta la sensibilidad al tacto. Además, asegura que cuando la mujer llega al orgasmo, el sonido amplificado de sus neuronas se asemeja al ruido que hacen las palomitas de maíz cuando están a punto de estallar en el microondas.
El neurocientífico norteamericano Barry Komisaruk, que trabaja en la Universidad de Medicina de Nueva Jersey, es conocido por haber provocado orgasmos a 200 mujeres en su laboratorio. Su objetivo es comprender el mecanismo que dispara este estado de entusiasmo, y para ello ha analizado el cerebro de las mujeres justo en el momento en el que llegan al clímax. Este «privilegio» le ha permitido conocer unas cuantas cosas del sexo femenino. Por ejemplo, que el orgasmo bloquea el dolor de forma natural -es capaz de disminuirlo al 50%- y que aumenta la sensibilidad al tacto. Además, asegura que cuando la mujer llega al orgasmo, el sonido amplificado de sus neuronas se asemeja al ruido que hacen las palomitas de maíz cuando están a punto de estallar en el microondas.
6- Las mujeres con forma de guitarra, las más atractivas
Para gustos hay colores, pero, según un estudio realizado por científicos de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Victoria en Wellington (Nueva Zelanda), los hombres encuentran más atractivas a las mujeres con forma de reloj de arena, es decir, a las que tienen una figura proporcionada con una cintura delgada. Los investigadores utilizaron una técnica llamada «eyetracking» que permite conocer hacia dónde se dirigen los ojos de los voluntarios que miran una fotografía. Los varones del estudio consideraron más atractivas a las mujeres con una cintura delgada, independientemente del tamaño de sus pechos. Y algo muy curioso, los voluntarios apenas tardaron 200 milisegundos en fijarse en algún atributo femenino.
Para gustos hay colores, pero, según un estudio realizado por científicos de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Victoria en Wellington (Nueva Zelanda), los hombres encuentran más atractivas a las mujeres con forma de reloj de arena, es decir, a las que tienen una figura proporcionada con una cintura delgada. Los investigadores utilizaron una técnica llamada «eyetracking» que permite conocer hacia dónde se dirigen los ojos de los voluntarios que miran una fotografía. Los varones del estudio consideraron más atractivas a las mujeres con una cintura delgada, independientemente del tamaño de sus pechos. Y algo muy curioso, los voluntarios apenas tardaron 200 milisegundos en fijarse en algún atributo femenino.
MERCEDES MARTÍNEZ / ALBACETE