Se impuso la dictadura, se consolidó la dictadura, se develizó la dictadura.
La imposición y la consolidación de la dictadura son logros indiscutibles, ganancias extraordinarias, del facineroso Leonel Fernández, que le permitirán a él, a su Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y a la prensa que le sirve continuar explotando en su provecho los recursos del estado por un período indefinido.
Todo le salió casi perfecto al tridente de la perversidad (presidencia, PLD y prensa) en el ilusorio proceso electoral que vivimos durante largos meses y que culminó este 20 de mayo. Pienso que develizar la dictadura es la única pérdida que eventualmente podrían sufrir los manejadores del poder.
Quitarle el velo a la dictadura es ponerle punto final al jueguito democrático, algo que en algún momento, espero que más temprano que tarde, redundará en beneficio para el pueblo. Mire, desde 1966, para lo único que ha servido el jueguito democrático es para que el poder establecido mantenga a la población entretenida y controlada, ofreciéndole respiros electorales esporádicos, para mantenerla alejada de la vía de la insurrección, la única expedita para el derribo de un régimen tiránico en cualquier parte del mundo. En República Dominicana tenemos muchos ejemplos para recordar, y sabemos que las dictaduras no caen con votos.
Los dictadores no dejan el poder caminando, después de una derrota electoral; se van huyéndole a un estallido social o con los pies pa’lante. La dictadura, hasta el domingo encubierta por la gran prensa que le sirve, ratificó ante el pueblo que por más esfuerzos que haga nunca le será posible vencer con votos al poder perverso que lo controla todo en el país, empezando por la Junta Central Electoral, presidida por un hombre cuyos mayores méritos son la carencia de principios éticos que el senado le reconoce.
Constituyó un error pensar que Leonel se iría por votos. Un portento de la inescrupulosidad de su estatura jamás saldrá del poder por vía electoral. Para entenderlo, suficiente es tomar en cuenta que en muchos aspectos, especialmente el económico, hace rato que Leonel superó a Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Y ahora con lo que acaba de hacer el pasado domingo, imponiendo a Danilo Medina, también superó a El Jefe; porque al lado de su versión Negro Trujillo Leonel puso a su amantísima esposa doña Margarita, para desde fuera tener un control más íntimo de la presidencia de la dictadura que sin tapujo comanda.
El destape de la dictadura, repito, es lo único que puede traducirse en ganancia para el pueblo, pues sin ilusión de cambio por elección necesariamente en algún momento recurrirá a la rebelión para arrancarle a la mafia que controla el estado lo que le corresponde para su salud, su educación y su alimentación, y virar la tortilla, pues nada dura para siempre.
El poder establecido negó el 20 de mayo el respiro demandado por el pueblo, que en busca del cambio no dudó en desafiar la inmensa cifra de $40 mil millones que Leonel -estableciendo un precedente-anunció públicamente que gastaría para torcer el resultado de las elecciones. En la ocasión habló de manera tan explícita que hasta mencionó que se inclinó por ayuda ante el canciller de Venezuela, consciente de que los $40 mil millones no serían suficientes.
Le recuerdo ese anuncio hecho por Leonel aquí en New York para referirme al sucio cinismo y la pavorosa calma del criminal experimentado que exhibió, después de votar, pretendiendo negar que puso el dinero del estado al servicio de su Negro Trujillo y de doña Margarita. Y no sólo eso, llegó al colmo de aguajear con pedir explicaciones a quienes no hicieron más que comprobar que había cumplido de sobra su promesa.
Cito completo un párrafo de la crónica escrita en el periódico Hoy por Sorange Batista: “sobre el observatorio de PC (Participación Ciudadana) que en días previos a las votaciones reveló que existía un déficit económico por el uso abusivo de los recursos del Estado, Fernández dijo que quienes dicen eso tendrán que explicar cómo se produjo y en qué sentido ‘porque la verdad que en el caso nuestro siempre somos muy rigurosos en que se tienen que separar lo que son actividades partidarias de lo que son funciones del Estado’”.
No conforme con eso, de nuevo cito: “aseguró (Leonel) que nadie podrá indicar que con recursos del Estado se financiaron anuncios publicitarios, vallas publicitarias o eventos de apoyo a Medina. ‘Somos muy respetuosos del manejo de los recursos del Estado, que deben ir al bien común de la sociedad dominicana’”.
Mire, tras leer lo anterior, se puede asegurar que más descarado o cara dura que Leonel no ha pasado nadie por la presidencia del país. Lo que no se puede asegurar es que el Negro Trujillo del siglo 21 desarrolle una fórmula química que le permita superarlo en el futuro inmediato.
Por hoy me voy, que Dios le llene de bendiciones, y que a mí me libre de viajar a la República Dominicana, porque no siento el mínimo respeto por ninguno de los detentadores del poder, y sí un gran asco que me provoca una salivación espesa. No sé si al encontrarme con algún jefe aguantaría la repulsión y el consecuente impulso de disparar su viscoso producto a la cara dura del descarado que la casualidad ponga en frente de mí. Sé que eso sería un acto indecente, así que Dios líbrame de cometer esa indecencia.
Rafael Calderón
7dias.com.do
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