Son conocidas las innúmeras violaciones a la ley electoral y a elementales principios éticos que hicieron posible el resultado electoral del candidato del gobierno en estos comicios, lo cual hace que estos sean esencialmente ilegítimos. Pero, donde mejor se expresa esa ilegitimidad es en el mapa electoral surgido de estas elecciones: 28 de las 31 provincias del país tienen hoy el color blanco del PRD y no el morado del PLD, como fue hace apenas dos años.
De manera que, tenemos un Senado, reflejo de las provincias, sin un solo senador del partido ahora mayoritario en 28 de ellas. Esto constituye un ejemplo de la complejidad en que a veces discurre un determinado sistema político, de que los números no siempre reflejan la verdadera realidad política y que si no sabemos leerlos, difícilmente se puede hacer una práctica política mínimamente eficaz.
De un conteo de los votos aún no totalmente esclarecido, se podría establecer que, fracciones más, fracciones menos, la mitad de la población expresó su rechazo a las candidaturas de un gobierno que compró la voluntad de miles para que no votasen en su contra, que de miles de quienes votaron lo hicieron por ser mercado electoral cautivo de la estructura clientelar de los subsidios y nominillas de la que viven centenares de familias de activistas de la estructura partidaria.
La avasallante propaganda para manipular la opinión pública, las portadas de periódicos impresos vendidas inescrupulosamente como propaganda del gobierno, la intimidación, presión y chantaje para limitar libre opinión, oposición o independencia de diversos sectores de la vida económica, política, social, cultural e intelectual, jugaron un papel para que el gobierno construyese el número con que electoralmente canta victoria. Un gobierno surgido de esa manera podría ser formalmente legal, pero esencialmente sería ilegítimo, vale decir, realmente minoritario.
En ese contexto, un presidente podría hacer ciertos cambios, algunos quizás significativos, pero la inexistencia de contrapoderes que limiten el poder del grupo dominante, los medios usados para lograr su ascenso al poder, la vocación de perpetuidad centralizadora y autoritaria de su partido, les confieren a este régimen una esencia no democrática. En tal sentido, el cuadro pre-electoral no ha cambiado esencialmente, por lo que la táctica de articulación de voluntades para superarlo, tal como se hizo antes de la votación, sigue siendo un imperativo.
A pesar de las adversidades que tuvo que enfrentar, el PRD ha tenido un desempeño electoral exitoso. Como partido, obtuvo un 43% de votos, contra un 37% del PLD, pero debe superar sus problemas internos, fundamentalmente el tema de la presidencia y de las principales secretarías del partido. Igualmente, tiene que superar su irracionalidad organizativa, renovar su dirección y establecer reglas claras para la competencia de las facciones.
En general, Alianza País tuvo un decoroso papel, las demás fuerzas alternativas fueron víctimas de la persistente polarización. Sigo pensando, por tanto, que una real democratización política del país, requiere de un amplio arcoíris político, del cual, pretender excluir esa expresión popular que tiñó de blanco las provincias y el malecón capitalino, más que una insensatez sería un intolerable elitismo. Crear ese arcoíris sigue siendo una tarea política y moralmente ineludible.
César Pérez
Hoy
http://hoy.com.do/opiniones/2012/5/22/428900/Unos-resultados-esencialmente-ilegitimos
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