Las buenas o malas películas se descubren al final. La película económica de Leonel resultó un gran "clavo". La personificación convenció a la audiencia, pero al final muere todo el mundo. La actuación fue para Óscar, pero el guión dejó mucho que desear. La mezcla de géneros fue proverbial. La aventura épica del héroe que retorna la confianza, el galán romántico que enamora al pueblo, el monstruo silencioso que no rindió cuentas, el comediante de un culto a la personalidad demodé y, al final, el trágico hundimiento de todo el barco público en el mayor hoyo financiero de su historia.
Homero Figueroa
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Espejo de papel
Diario Libre
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