Cadáver de Ángelo Jeancarlo de León (a) Cacón. Foto: El Día.com.do
La historia cuenta que cuando a don Emiliano Tejera le presentaron el cadáver destrozado de su hijo Luis Tejera, autor del asesinato del presidente Ramón Cáceres, murmuró: "bien muerto, pero mal matao".
Lo mismo podría decirse del caso del conocido delincuente Ángelo Jeancarlo de León, alias "Cacón", uno de los principales acusados del asesinato del teniente coronel policial Pedro de la Cruz de la Cruz.
En todas partes del mundo, quien mata a un oficial de policía sabe que debe entregarse pacíficamente o su vida corre peligro, pero este es uno de los pocos países en los cuales el jefe de la Policía expresa públicamente el deseo de que un prófugo no se entregue para ajustar cuentas con él, que es lo que puede entenderse de la declaración.
En cualquier otro país, ese error le hubiese costado el puesto al jefe policial y hubiese acarreado su responsabilidad penal y civil por esa "crónica de muerte anunciada".
Aquí, por el contrario, recibirá el aplauso de la generalidad de la gente.
Los dominicanos no nos queremos dar cuenta de que a las autoridades no se les puede dar más poder que el que autoriza la Constitución y las leyes. La delgada línea entre vivir en libertad y en un estado sometido a las arbitrariedades de las autoridades, jamás debe ser cruzada.
Hay que admitir que la Policía está desbordada por los acontecimientos y que tiene muchas carencias, pero sus jefes tienen que hacer un esfuerzo mayor por respetar la ley y la vida humana.
Adriano Miguel Tejada
Director Diario Libre
atejada@diariolibre.com
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