El gobierno de Danilo apenas comienza. Y lo hace en medio de una crisis económica que podría generar en una crisis política y social que haga imposible o difícil la gobernabilidad.
En el Palacio Nacional calculan que durante los tres meses de transición se dilapidaron (se robaron) unos 150 mil millones de pesos. Se pagaron deudas no construidas; se inauguraron obras inexistentes y otras sin terminar. Incluso compraron una encuesta que colocó a Leonel con más de un 70 % de simpatía popular. (Como si fuera un gran Presidente).
El discurso del 20 de mayo, cuando entregó el gobierno, Leonel presentó un panorama de logros y conquistas a nivel de los países más avanzados del mundo, confiado en que el nuevo incúmbete no lo desmentiría. Los hechos, sin embargo, hablaban por sí mismos. El hoyo fiscal rondaba los 200 mil millones de pesos. (Y ni hablar de la corrupción).
Antes de abandonar el Palacio las vallas colocadas estratégicamente en distintos puntos de las ciudades, le decían “hasta pronto” o “hasta luego” Presidente, en una clara alusión a sus pretensiones de volver al gobierno en el 2016. Posibilidad real dado el control que aún mantiene en el Partido de la Liberación Dominicana, y de la inmensa fortuna acumulada por sus alcancías en distintos ministerios. (El grupo económico Leonel es tanto o más poderoso que “el grupo económico Corripio” o el “grupo económico Vicini”, con la diferencia, de que su poder también es político).
El Grupo Leonel se preparó para salir del poder, garantizando, con Danilo, impunidad total. Pero también se preparó para volver en el 16, a menos que el Departamento de Estado de los Estados Unidos decida no seguir jugando con los temas, narcotráfico, lavado y corrupción, como hace.
“Una cosa piensa el burro y otra el que lo aparea”, dice el pueblo. Aunque se mantiene blindado económica y judicialmente, los vientos no soplan a favor del “Grupo Leonel”, no importa el control del PLD, ni la división del PRD que él astutamente propicia a base de prebendas y negocios sucios.
El gobierno de Danilo apenas comienza. Y lo hace en medio de una crisis económica que podría generar en una crisis política y social que haga imposible o difícil la gobernabilidad.
Las fuerzas políticas comienzan a reagruparse con un sentido de oposición importante. El PRD institucional que dirigen Hipólito Mejía, Andrés Bautista, Orlando Jorge Mera, Geanilda Vásquez, Milagros Ortiz, Janet Camilo, Emmanuel Esquea, César Sánchez, Leonardo Faña, Fello Suberví, Hugo Tolentino, Ivelisse Prats , Vicente Sánchez Baret, Ramón Alburquerque, César Cedeño, Ana María Acevedo, Fafa Taveras, Jesús Ferris Iglesias, Guido Gómez Mazara, entre muchos otros, suman más del 80% de su matrícula.
En ese sentido, es posible (y saludable) un frente integrado por ese 80% del PRD con otras fuerzas políticas. Un partido no lo hace un nombre, ni tres letras; un partido lo hace la gente agrupada en organismos siguiendo una línea política y programática.
Hipólito Mejía ha demostrado tener el liderazgo, la fuerza, el arraigo, la capacidad de trabajo y de concertación, que se necesita para formar, de cara al 16, un frente amplio, democrático, para impedir que el PLD, con Leonel a la cabeza, se mantenga en el poder más allá de lo que manda la Constitución.
El PRD, como todo en la vida, puede desaparecer. Y desaparecerá alguna vez. Pero el país no. El todo es más importante que cualquiera de sus partes. El país es primero, está por encima de los intereses particulares o grupales de Leonel y de Miguel.
Juan Taveras Hernández (Juan TH)
Z - 101 Digital
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