Rebelión frente a la conjura
Miguel Vargas pretendió sustituir la fuerza de un partido combativo, como el Partido Revolucionario Dominicano, PRD, con más de siete décadas de historia, hazañas gloriosas y el mayor record de votantes, por la decisión comprometida de cinco jueces cuyos dictámenes promulgan la división de este partido. Propósito trazado con el concurso inocultable del mentor de los magistrados del Tribunal Superior Electoral [TSE], Mariano Rodríguez, Mabel Félix Báez, John Guilliani, José Manuel Hernández Peguero y Marino Mendoza.
Prestos y solícitos para sancionar las expulsiones y sanciones arbitrarias, alteración de la lista de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional [CEN], invalidación del Comité Político, pusieron la justicia al servicio de enconados enemigos del PRD, con quienes Miguel Vargas hace causa común. La rebelión se impone para enfrentar la conjura del TSE, Vargas y Leonel.
En tales circunstancias la respuesta de los verdaderos seguidores del ejemplo y de los ideales de José Francisco Peña Gómez no podía ser otra que la indignación y el levantamiento. La toma del local del partido blanco representaba, entonces, un mandato inaplazable. Un pueblo no puede con tanta indignidad, y esta, que afecta al PRD, compete a toda la nación. Al amparo de sus emblemas dio sus primeros pasos la etapa democrática que hoy vivimos.
La desigual resistencia a las fuerzas revolucionarias que, al cabo de meses, retomaron su casa matriz, delata el abuso, con matices primarios y cavernícolas, representado en la infame cadena con que aprisionaron el mayor estandarte de libertad que podemos exhibir desde la Independencia y las batallas restauradoras de 1863.
Toda la opinión pública celebra el desenlace de un drama colmado de oprobios, que nunca debió producirse. Sin que falten los ramos de olivo y llamados a la concertación, rechazados por la parte empecinada en suplantar años de lucha, mística, sangre, sudor y lágrima por ventajas personales y siniestros designios para reimplantar la corrupción.
Puesta a prueba la tolerancia, los reiterados llamados de unidad cayeron en el vacío. La urdimbre y el despojo fraguado no contaron con el torrente imbatible de una población que hace meses tomó las calles para pedir justicia contra los corruptos del gobierno pasado. Esta vez no fue diferente, ni lo será en los días por venir.
Que lo sepan los enemigos de la patria, como decir, de la paz y la transparencia.
Eduardo Álvarez
(cenitcorp@gmail.com)
El Nacional
http://elnacional.com.do/opiniones/2013/1/30/149261/Rebelion-frente-a-la-conjura
Miguel Vargas pretendió sustituir la fuerza de un partido combativo, como el Partido Revolucionario Dominicano, PRD, con más de siete décadas de historia, hazañas gloriosas y el mayor record de votantes, por la decisión comprometida de cinco jueces cuyos dictámenes promulgan la división de este partido. Propósito trazado con el concurso inocultable del mentor de los magistrados del Tribunal Superior Electoral [TSE], Mariano Rodríguez, Mabel Félix Báez, John Guilliani, José Manuel Hernández Peguero y Marino Mendoza.
Prestos y solícitos para sancionar las expulsiones y sanciones arbitrarias, alteración de la lista de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional [CEN], invalidación del Comité Político, pusieron la justicia al servicio de enconados enemigos del PRD, con quienes Miguel Vargas hace causa común. La rebelión se impone para enfrentar la conjura del TSE, Vargas y Leonel.
En tales circunstancias la respuesta de los verdaderos seguidores del ejemplo y de los ideales de José Francisco Peña Gómez no podía ser otra que la indignación y el levantamiento. La toma del local del partido blanco representaba, entonces, un mandato inaplazable. Un pueblo no puede con tanta indignidad, y esta, que afecta al PRD, compete a toda la nación. Al amparo de sus emblemas dio sus primeros pasos la etapa democrática que hoy vivimos.
La desigual resistencia a las fuerzas revolucionarias que, al cabo de meses, retomaron su casa matriz, delata el abuso, con matices primarios y cavernícolas, representado en la infame cadena con que aprisionaron el mayor estandarte de libertad que podemos exhibir desde la Independencia y las batallas restauradoras de 1863.
Toda la opinión pública celebra el desenlace de un drama colmado de oprobios, que nunca debió producirse. Sin que falten los ramos de olivo y llamados a la concertación, rechazados por la parte empecinada en suplantar años de lucha, mística, sangre, sudor y lágrima por ventajas personales y siniestros designios para reimplantar la corrupción.
Puesta a prueba la tolerancia, los reiterados llamados de unidad cayeron en el vacío. La urdimbre y el despojo fraguado no contaron con el torrente imbatible de una población que hace meses tomó las calles para pedir justicia contra los corruptos del gobierno pasado. Esta vez no fue diferente, ni lo será en los días por venir.
Que lo sepan los enemigos de la patria, como decir, de la paz y la transparencia.
Eduardo Álvarez
(cenitcorp@gmail.com)
El Nacional
http://elnacional.com.do/opiniones/2013/1/30/149261/Rebelion-frente-a-la-conjura
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