El desarrollo de los pueblos se impuso como una necesidad de los tiempos modernos. Nadie quería quedarse fuera del carro del progreso.
Pero no todos tenían los medios para lograrlo y se impuso la teoría de que el desarrollo se podía financiar. La premisa fundamental era que del producido de las obras que se financiaran, se podrían pagar los recursos tomados a préstamo.
Era una lógica que cojeaba de la premisa fundamental: el dinero lo iban a administrar políticos que iban a poner su interés primero antes que el nacional.
Y así, nos llenamos de la parafernalia del "desarrollo": muchos automóviles, teléfonos, televisores, etc., al mismo tiempo que nos llenábamos de "necesidades" que producían más deuda, necesidades de las que ya no podíamos prescindir.
Y los "derechos de la pobreza" se impusieron sobre las obligaciones ciudadanas, y los "padres de familia" dejaron de pagar los servicios, hubo que financiarlos de todas las maneras posibles, mientras un segmento de la población cada vez más pequeño, cargaba con todas las obligaciones.
Como esa carga era demasiada para tan pocos, hubo que comenzar a financiar, no ya el desarrollo, sino el déficit, porque los políticos que se gastaron el dinero a su antojo, no podían tomar medidas impopulares.
Del financiamiento del desarrollo, pasamos a financiar la irresponsabilidad, y la francachela de esta generación la tendrá que pagar la próxima. Nada es más injusto que eso.
Adriano Miguel Tejada
atejada@diariolibre.com
Diario Libre.com.do
http://www.diariolibre.com/opinion/2013/10/16/i406825_financiamiento-apara-quaa.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario