Nada. Pocas cosas de las ya vistas como sociedad sorprenden. Estamos viviendo tiempos en que nada es nada. Y aunque algún hecho pueda atraer nuestra atención, no deja de ser al poco tiempo una anécdota de las tantas que nos identifican como país.
No nos sorprende en absoluto que nuestros políticos sean corruptos, con pruebas y sin estas, que los congresistas de este país, según ellos “representantes” de sus provincias, aprueben leyes sin leerlas, ganen sueldos y dietas de lujo sin doblar mucho el lomo.
No nos sorprende que un personaje tan peculiar como “El Querido” haya dicho lo que dijo de sus actuaciones con la Amet y se jacte sin el más mínimo rubor. Lamentablemente, nuestra sociedad está minada de personajes como “El Querido”, solo que algunos no sufren de incontinencia verbal y solo musitan sus aventuras entre ellos mismos.
Tampoco sorprende que a los narcotraficantes dominicanos conocidos fuera y dentro de la isla, con un prontuario de hechos delictivos y asesinatos, paguen sus “culpas” y luego les sean devueltas sus fortunas tan “trabajadas y esforzadas”, y continúen en las calles y nada suceda.
Por supuesto, mucho menos sorprende que estemos pagando desmanes del nefasto gobierno de Hipólito Mejía en la actualidad, culpemos de muchas situaciones inexplicables de Leonel Fernández y que sigamos nadando en un PLD trasnochado, prostituido y con más hambre de poder.
No nos puede sorprender porque a estos personajes nada les ocurre. Al contrario, tienen tanta cachaza que pretendían presentarse nuevamente a las elecciones del año que viene y este pueblo, estúpido, desmemoriado y pasivo los hubiese elegido sin cortapisas.
Nos hace falta copiar el ejemplo de Guatemala!! En absoluto, tampoco sorprende que en la mayoría de los actos delincuenciales la Policía tenga un rol protagónico como nunca antes. Los intercambios de disparos, asesinar a otra persona por un celular o por un parqueo, atracar sin miramientos y demostrar que la vida no vale nada para muchos, es algo que como sociedad ya no nos sorprende.
En lo social, cuando sucede un accidente, no importa el tipo que sea, los “mirones” que se acercan supuestamente para ayudar al herido, hurtan sin inmutarse a la persona perjudicada sin remordimientos.
La joven aquella que desgraciadamente tomó la fatal decisión de lanzarse del elevado por razones que no vienen al caso, fue fotografiada por todos a su alrededor y sólo el joven estudiante de Unibe la socorrió hasta que llegaron los servicios de emergencia.
En ambos casos para muchos fue más importante robar al herido, hacer fotos a la persona accidentada para enviar y colgar por las redes que apiadarse de estas víctimas. ¿Sorprende esto?
Nada de esto sorprende, y cuando una sociedad ya no siente “sorpresa” o asombro por los hechos que suceden, tiene que revisarse seriamente.
Dunia de Windt
El Día
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