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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Juro que no me sorprende!


Ya nada me sorprende
Nada que haga Miguel Vargas, me sorprende… Nada que haga Danilo Medina, me sorprende…Nada que haga Leonel Fernández, me sorprende…

Nada que haga Quique Antún, me sorprende…
Ni siquiera mi entrañable amigo Hipólito Mejía me sorprendió nunca.
Los pasos de Peña Gómez siempre fueron previsibles…
Balaguer, con su cara de “yo no fui”, de pendejo trasnochado, nunca fue sorpresa para mí.
Los políticos del país, no me sorprenden. ¡En lo absoluto!
Como no me sorprenden muchos nacionalistas le ponen precio a su nacionalismo.
Ya nada me sorprende en la política. Mi cuota de sorpresa, se agotó.

He visto y vivido demasiado en los partidos políticos, aunque solo he militado en dos, por casi 50 años.
No me sorprendió Juan Bosch cuando no vino al país junto al coronel Fernández Domínguez en medio de la revolución de 1965 que pedía su retorno al poder, como no me sorprendió su grito al país negando la presencia de Francisco Alberto Caamaño en 1973 a sabiendas de que estaba en las montañas al frente de un grupo guerrillero; como no me extrañó el pacto con Balaguer para impedir el triunfo de Peña Gómez.

He visto y vivido mucho en relativamente poco tiempo como para sorprenderme de la falta de principios y valores ideológicos y políticos en el Partido de la Liberación Dominicana, a pesar del juramento “Servir al Partido para Servir al Pueblo”, de sus ideas marxistas, de los “Círculos de Estudios”, de su proclamada dictadura con respaldo popular, y las fotos de líder Vietnamita Hó Chí Minh.

No me sorprende que el PLD se haya convertido en un partido corrupto y corruptor de menores y de adultos, de partidos y movimientos, de periodistas y abogados, de médicos y enfermeras, de obreros y amas de casa, de empresarios y comerciantes. No me sorprende que el PLD lo haya corrompido todo para intentar perpetuarse en el poder.

Como no me sorprendió la cobardía de Leonel tras su discurso proclamándose vigilante de la Constitución de la República, ni su defensa cotidiana, a rajatablas, de sus alcancías millonarias.

No me sorprende que Miguel Vargas, con el respaldo de la viuda y de los hijos, haya vendido al PRD por “diez cheles” o por veinte. De ese traidor, y de sus secuaces, espero cualquier vaina sucia.

No me sorprende que Danilo Medina haya comprado la reelección en el Congreso a pesar de la promesa reiterada de que no lo haría; no me sorprende que utilice los recursos del Estado como lo está haciendo para convertirse “en el Trujillo del siglo 21” como lo pronosticara su antiguo socio Leonel Fernández. No me sorprenderá que Danilo utilice la Junta Central Electoral para un “matadero” y al Tribunal Superior Electoral para legitimarlo. ¡Juro que no me sorprende!


Juan Taveras Hernández (Juan TH)

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