Leopoldo López, condenado a catorce años de dura prisión por el régimen de Maduro, es ya el símbolo de la represión chavista. Maduro tapa una torpeza cometiendo otra y si en las últimas semanas trataba de buscar el conflicto directo con Colombia, ahora trata de “reunir a sus huestes” para no desplomarse en las elecciones de diciembre.
Pero la América de “izquierda” calla. Esa izquierda tan benévola con la dictadura castrista y sus imitadoras ha servido como cómplice moral necesario a que se perpetúen regímenes perfectamente inútiles para el desarrollo de sus respectivos países.
La democracia y la libertad traen desarrollo. El castrismo que tanto deslumbra a Maduro es una aceitada maquinaria de crear, desarrollar y mantener la pobreza. Pero la izquierda de la otra América calla. Aunque se reprima a la oposición, se encarcelen disidentes, se aplique la apisonadora del estado a todo ser pensante... que se atreva a hablar en voz alta.
La América que calla ante el caso de Leopoldo López es la que mantuvo y mantiene ese error histórico que es la dictadura cubana. A veces por nostalgia de una juventud idealista. (A veces por el gusto por la música de Silvio y Pablo...)
No le funcionó a Maduro el “conflicto” con Colombia. Leopoldo López tampoco le va a servir... Es un pésimo gobernante empeñado en mantener una pésima idea. Y el populismo demanda mucho dinero que ahora Venezuela no tiene.
Inés Aizpún
AM
IAizpun[@]diariolibre.com
Diario Libre
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