Tengo que hacer una pausa de mis impresiones sobre China para volver al consabido tema de Odebrecht porque muchos se alocan con las fechas y pierden de vista lo inexorable: no hay plazos que no se venzan ni deudas que no se paguen. Más temprano que tarde algunos nombres aflorarán. El tema de los sobornos es lo pequeño del atado corrupto.
La gente se pierde en lo claro. La morbosidad por sacrificar a alguien les desborda la paciencia, se quedan en la superficie del tema. Los nombres de los sobornados no son el meollo, eso está en la sobrevaluación de las obras. El soborno se aplicó para obtener obras públicas. Esas ilegales dádivas la recuperaban más adelante con abultar los costos y repartir el maná. Ese dinero, en realidad eran cheles en dólares, grasa para la cadena de corrupción, conducían al factor de recuperación de esos abonos por debajo de la mesa.
Odebrecht declara que esos sobornos, que ellos llaman propinas, se pagaban con dinero de las ganancias que no registraban por la ejecución de las obras. Era dinero resultante de las sobrevaluaciones que repartían con los manejadores de alto nivel. Nunca he llegado a entender por qué hacer un acuerdo con Odebrecht si las autoridades brasileñas entregarían los documentos. Ya estaba prometido. Después de un juicio son públicos los papeles judiciales. Además existe cooperación entre las naciones para apoyar la lucha contra la delincuencia. Al acelerar este arreglo judicial creo que el Procurador, o se dejó llevar por la presión y pactó un acuerdo innecesario, o buscó un apeadero para los colaboradores brasileiros atrapados en el pantano de la ilegalidad. Hay que aprender la lección del Procurador y no dejarse llevar por los cebos de la comunicación. Hay que tener paciencia para que el gobierno exponga las motivaciones en el juicio contra los presuntos implicados. Paciencia para aguardar por quienes serán los acusados.
Hay una guerra de listas que únicamente confunde y dañan reputaciones. Sospechoso no es culpable. En las redes no es correcto expandir nombres de presuntos implicados. Eso únicamente confunde y daña. Es un juicio, dentro de nuestras leyes, lo que determina la culpabilidad. Hay que soportar el tiempo muerto que conlleva la preparación de un proceso. Los errores de procedimiento en un juicio podrían conllevar al descargo. Paciencia. Otra vez la palabra paciencia.
Alfredo Freites
Punto de Mira
Listín Diario
Caricatura: Mercader / elCaribe
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