¿Pueden manipular el PLD, el gobierno, el PRM... el proceso del caso Odebrecht? ¿Se protege a alguien, se ocultan nombres? ¿Se ha pactado la lista? Las preguntas surgen en todos los corrillos, en todas las tertulias.
Las ganas de ver un proceso contra la corrupción bien llevado, sin artimañas procesales, sin amnesia, sin dilaciones que buscan el letargo, son tan intensas que se especula primero y se pregunta (o no) después.
Pero el hecho de que sea una investigación internacional, que los delatores no respondan a esquemas de fidelidad local y que los montos económicos sean estratosféricos pueden ser la primera garantía de que esta vez, se tome el tiempo que sea, se habrá dado un paso gigante contra la corrupción.
A fin de cuentas Odebrecht sabe perfectamente a quién dio el dinero. Y a quién debía llegar el dinero. Descartado de plano que Ángel Rondón sea capaz de engañar al PLD y a Odebrecht con 92 millones de dólares.
Ahora bien, si este proceso acaba como otros diluyéndose en el camino. Si no terminan imputados y condenados todos los que merezcan serlo. Si la fuerza de la presión pública, sea en verde o en technicolor, no es suficiente. Si los opositores no son capaces de asumir su deseable posición. Si los partidos políticos prefieren defender a sus corruptos. Si el sistema judicial no se sacude la dependencia del Poder Ejecutivo. Si este proceso no despierta la voluntad de reabrir los que se cerraron en falso o de terminar los que se han dejado colgados. Si el Congreso y el Senado siguen siendo mercados de contratos y favores.
Si todo esto ocurre... es que como sociedad estamos abducidos o no merecemos algo mejor.
Inés Aizpún
IAizpun[@]diariolibre.com
Diario Libre
Foto: Danelis Sena
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