Estos vientos recogerán grandes tempestades
El país es testigo y víctima del peor deterioro institucional y las más atrevidas aventuras económicas de que se tenga memoria en su historia.
El control absoluto y corrupto de todas las instancias de poder: el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial regular, el Consejo de la Magistratura, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Superior Electoral, la Junta Central Electoral, el Banco Central, la Cámara de Cuentas, la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas; y gran parte de la prensa escrita, radial y televisiva están en manos de un sindicato de insaciables depredadores, que nada tienen que ver con la práctica democrática.
La única diferencia con las peores dictaduras padecidas en el pasado es que la represión física no afecta hasta ahora los estratos superiores de la sociedad, los que son cooptados o neutralizados con los recursos del Estado, a través de cargos, carguitos, contratos, subsidios, compras o participación en los mil y un negocios manejados por los nuevos dueños del país, mientras se compra con dádivas, subsidios y lenidad a los sectores empobrecidos.
Con productores agropecuarios e industriales quebrados por la especulación y el abandono del oficialismo; con la construcción en manos de empresas, traficantes y obreros extranjeros, permeados por la delincuencia, en convivencia con funcionarios, militares y policías, solo queda a las mayorías una vida de privaciones y recogimiento en el hogar, o emigrar como hizo más del 15% de nuestra fuerza de trabajo. La gran corrupción pasó hacia Haití tras los recursos del terremoto y tendrá serias repercusiones internacionales…
En un país con déficits comerciales anuales sobre los US$10 mil millones y una deuda externa de US$25 mil millones, con una corrupción galopante, cuyo mayor tesoro, sus minas de oro, las regaló virtualmente a una compañía extranjera y a sus socios encubiertos, a cambio de pagar los impuestos que quieran, con una criminalidad cada vez más osada, que destruye el turismo y el comercio: no es clarividencia pronosticar que, sin un cambio radical, sufriremos un retroceso drástico en nuestras condiciones de vida, ya de por sí precarias.
Los pocos empresarios que puedan sobrellevar las condiciones existentes deberán contratar cuerpos de seguridad cada vez mayores, y tal como en Colombia y México, se convertirán en problemas mayores para nuestras instituciones. Ya superada la época en que las potencias ocupaban territorios para cobrar deudas atrasadas; seremos abandonados hasta quedar exhaustos por las deudas, y nos veamos, como el vecino Haití, donde falta de todo, menos el crimen, la prostitución y la miseria.
¿Qué pasaría si el 20 de mayo próximo no logramos desprendernos de esta plaga morada que viola con el mayor cinismo todas las normas. Si el voto cómplice supera el voto consciente o emotivo de los que rechazan este despotismo, o si logran cometer el fraude electoral que preparan descaradamente? no lo quiero pensar siquiera.
Por suerte, nuestro pueblo es lo suficientemente maduro para rechazar para siempre el despotismo que sufrimos y salvará con sus votos y su firmeza ante posibles fraudes, la democracia dominicana.
Tirso Mejía-Ricart
Hoy
http://hoy.com.do/opiniones/2012/3/17/419286/Estos-vientos-recogeran-grandes-tempestades
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