Conociendo, como ya conocemos, el comportamiento del comesolismo en el poder, nadie puede alegar sorpresa porque los apartamentos de lujo que construyó el INVI en la avenida Luperón se repartieran entre funcionarios, militares vinculados al ex presidente Leonel Fernández, aliados políticos, canchanchanes y protegidos del gobierno y el partido oficial, pues al fin y al cabo los peledeístas han llegado a creerse que ellos son el Estado dominicano y que, por lo tanto, todos sus bienes y riquezas les pertenecen por derecho propio.
Incluir en el reparto de la piñata a jueces de la Suprema Corte de Justicia, del Tribunal Constitucional, a miembros de organismos de control y fiscalización del uso de los recursos públicos como la Cámara de Cuentas, así como a periodistas de distintos medios de comunicación cumple un propósito retorcido y perverso que va más allá del clientelismo inmobiliario que allí se practicó o la “democratización” de los privilegios del poder, a saber: garantizar impunidad a los beneficiarios de ese reparto, y por supuesto, también a quienes repartieron, y silenciar las eventuales críticas y cuestionamientos de esos medios cuando estallase, como en efecto estalló, el escándalo, al conocerse los nombres y el pedigrí de los agraciados.
El último propósito se ha cumplido --hay que decirlo-- de manera vergonzante, y tal y como pinta este país y su futuro no tengo dudas de que los perpetradores de ese reparto indecente de los bienes públicos será cubierto por un denso manto de impunidad.
Claudio Acosta
Qué se dice
Hoy Digital.com.do
http://hoy.com.do/opiniones/2012/10/11/450279/Que-se-dice
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