Uno está cansado del silencio cómplice y complaciente, de las opiniones condicionadas y vendidas que responden a la enajenación y al temor, preocupantes y conmovedores. Sórdida tarea desplegada y promovida para corromper a gran parte de la sociedad hasta la coronilla. Para someternos a sus designios.
La verdad es que utilizar la gloria de un pobre e indefenso anciano, acaso enfermo y dependiente de costosos tratamientos médicos, para defenderse de las protestas y manifestaciones populares, es una vileza que pocos hombres, por acorralados y corrompidos que estén, son capaces de cometer. Y, lo que es peor, exponerlo al descrédito, insultando a nuestros muchachos.
Si hacía falta algún sinuoso detalle para completar el retrato de una época oscura, tan penoso espectáculo aporta los matices apocalípticos de su despotismo, oportunismo y decadencia.
Ahí están las justificadas causas de estas manifestaciones. De manera que los responsables están en la otra acera, donde se aposentan los violadores del orden social y de la justicia, de los que compran voluntades y silencio. Responsables de que nuestro país se vea hoy amenazado por un estallido social de consecuencias inimaginables. Quedarse sentado y callado ante la tragedia que sus gobiernos trajeron entre sus enlodadas garras es no tener cabeza ni corazón.
Convertir el tesoro público en un cajón personal, para sacar recursos ajenos como si fueran propios, es una de las consecuencias del drama fiscal que todos tenemos que pagar. Tú, yo, nuestros hijos. Que nosotros no hayamos tenido el valor ni la inteligencia para detener ese pillaje, no significa que ellos tengan que aguantarlo. No es deber soportar todo esto, que se detiene con los ajustes de cuenta que los códigos penales establecen.
Nuestros muchachos, los tuyos y los míos, se han lanzado a las calles porque nosotros no lo hemos hecho. Nos ha faltado coraje y determinación. Nadie los está empujando, a no ser las mismas causas. Hace rato que los corruptos del PLD metieron las manos en sus cunas, entrando en sus habitaciones, como ladrones en la oscuridad de la noche, a perturbar sus sueños, para robarles la paz y su esperanza.
Eduardo Álvarez
(cenitcorp@gmail.com)
El Nacional.com.do
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2012/11/24/142401/Robaron-la-paz-y-la-esperanza
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