De insolencia se trata. ¿No siguen por su cuenta en este país la desvergüenza, el descaro, la desfachatez y la osadía de exhibir lo mal habido como si nada sucediera? ¿Cómo y dónde ve la ciudadanía a los responsables del latrocinio calculado suficiente para hacer “otro país”? Están en las calles, y no ante los tribunales.
Se exhiben fortunas logradas en tiempo relámpago, proeza imposible mediante el trabajo dignificante y la producción de riqueza bajo una ética sellada por la seriedad.
Es tan grave la mugre que cubre la sociedad dominicana que lucen juntos y “reburujaos” “el bueno, el malo y el feo”.
Las posesiones tangibles de la OTAN morada saltan a la vista.
En un país comparado con un pañuelo, porque “todos se conocen” es imposible ocultar patrimonios meteóricos.
Si lo ignorara, el gobierno de Danilo Medina sabe cómo averiguar los montos de los recursos acumulados por vía de la corrupción pública.
Vísperas de las elecciones que lo llevaron al Palacio, el propio Medina prometió castigar la corrupción y poner fin a la impunidad lacerante.
Era el discurso típico del político de carroza, o tradicional, de la partidocracia, también llamada “corruptocracia”.
Inmediatamente subió. La señal de Medina fue que no tiraría ladrillos hacia atrás, mensaje interpretado como continuación de la impunidad, para tranquilizar a corruptos.
Con dos años, este gobierno acumula méritos para llamarse “padre de la impunidad”.
Postulo y repito que es infracción no actuar ante opulencias inexplicadas y un torrencial de denuncias públicas.
Para colmo, tratan de amputar aspectos del artículo 88 del código penal que permiten la querella directa de la ciudadanía.
Ahora que la paternidad satura, el Palacio puede demostrar si es falso que el presente es el gobierno padre de la impunidad.
¿Un gobierno popular? Los signos de interrogación responden a la socorrida afirmación de que el gobierno “es popular”: una afirmación tan enigmática que la comparan con el misterio del avión malasio desaparecido en marzo.
Para despejar misterios, debieran designar una comisión de veeduría, sin compromisos ni ataduras.
Una comisión que si trabaja en serio despejará de mugre verdades con aderezos mediáticos.
Raúl Pérez Peña
PANCARTA
Listín Diario.com
http://listindiario.com.do/puntos-de-vista/2014/7/18/330321/Dos-anos-del-Gobierno-padre-de-la-impunidad
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